ESCENAS EXTRAS #7

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- Theo... - dijo su esposa asustada tomándole la mano.

- Estoy aquí - afirmó en un tono lo más calmo posible. Luego, dirigió su mirada hacia la puerta abierta del dormitorio. - ¡Delphi, busca el bolso! ¡Tom, despierta a tu hermano!

Pisadas corriendo se escucharon al instante.

- Ya soportaste dos, pingui, esto será pan comido. - intentó animarla.

Ella lo miró farfullando, nunca la había visto tan enojada.
- ¡Hazlo tu si te crees tan genio!

- No quise... ¡Delphi entren en el auto y esperen ahí!

Alexa apretó sus manos con fuerza conteniendo las lágrimas.

- Theo, esto es diferente. Duele más de lo normal.

No fue necesario decir más para levantarse rápidamente de la cama y tirar de su mano con fuerza. Y en ese momento, los muslos de la pelirroja se humedecieron a medida que aumentaban los temblores y las contracciones.

Las horas que precedieron a la llegada al hospital fueron de las más dolorosas, asustadizas y angustiosas que ambos pudieron vivir. Aun era pronto para que el bebé naciera, pero ya no había vuelta atrás. Alexa dilató muy rápido y en cuanto vinieron la llevaron directamente a la sala de partos.

- ¿Papi y mami? - preguntó un Newt de dos años, refregándose el ojo por el sueño.

- Van a traer a nuestro hermanito.

Los médicos cuchicheaban entre ellos, mientras miraban a Alexa en la camilla sufriendo por las contracciones y a su marido tomándole de la mano, sintiéndose inútil al no ser capaz de hacer nada más por ella.

- Señora Riddle, necesito que puje con todas sus fuerzas en la siguiente contracción.

- Lo intentaré.

- No soy yo el que lo necesita, sino el bebé.

Silencio. Tragó en seco, y miró a su esposo con preocupación. Él la veía de la misma manera, pero más aún por la vida de ella.

- Tu puedes, pingui.

- Incorpórese - indicó el médico - Señor Riddle, siéntese detrás de ella para que apoye la espalda en su pecho.

Mattheo hizo lo que se le pidió. Se inclinó un poco hasta llegar al oído de su esposa.

- Tu puedes hacerlo, pingui... Eres la persona más fuerte que conozco... Solo una más y nos iremos a casa.

La segunda contracción se avecinó poco después. El bebé ya se asomaba.

Alexa se dejó caer sobre su marido, no era capaz ni de permanecer con los ojos abiertos.

Y, cuando nació el niño... nada pasó. ¿Por qué Romeo no lloraba?

Los médicos dijeron algo en voz baja mientras Mattheo acariciaba la mano de Alexa con el pulgar, tragando saliva con fuerza.

Y, entonces, un llanto agudo comenzó a escucharse haciendo que todos los que estaban ahí soltaran un suspiro de alivio.

- Por Scamander, Theo...

- Es un niño. Otro varón.

- Romeo... te dije que se llamaría Romeo.

A los minutos llegaron las enfermeras con el bebé, y se lo pasaron a los brazos temblorosos de Alexa, quien tuvo que ayudarse con Mattheo para sujetarlo contra su pecho. Romeo dejó de llorar en cuanto los ojos celestes de su madre se reflejaron en los suyos, completamente iguales. Las lágrimas saltaron de los dos adultos, y su madre se inclinó para darle un beso en la frente.

Mattheo Riddle y Alexa Weasley (parte 3)Where stories live. Discover now