Epílogo (3/3)

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16 años después.
1 de septiembre de 2019

El otoño pareció llegar repentinamente ese año. La mañana del primero de septiembre era crispada y dorada como una manzana y mientras la familia Riddle se apresuraba a cruzar la ajetreada calle hacia la grandiosa y sombría estación, el humo de los tubos de escape de los coches y el aliento de los caminantes centelleaban como telas de araña en el aire frío. Dos grandes jaulas descansaban en lo alto de los carritos de equipaje que los padres empujaban, las lechuzas dentro de ellas ululaban indignadamente, y el pequeño pelirrojo se demoraba tras sus hermanos, aferrado al brazo de su madre.

- ¿Cómo es que les dejas tener a cada uno su propia lechuza? ¡Deberían estar libres!

- Lo sé, Newtie, pero de alguna manera tenemos que comunicarnos. Los celulares no están permitidos en Hogwarts.

El hijo del medio, llamado por la admiración de su madre hacia, según sus palabras, el mejor magizoologista del mundo; ya estaba en su tercer año en Hogwarts

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El hijo del medio, llamado por la admiración de su madre hacia, según sus palabras, el mejor magizoologista del mundo; ya estaba en su tercer año en Hogwarts. Había sido seleccionado en Hufflepuff, dando orgullo a su nombre. Era de baja estatura, incluso ante su hermano menor; heredó el color rojo de su madre en su cabello siempre despeinado y los ojos marrones de su padre.

- ¿Seguro no quieres una? - decía Alexa.

- No, usaré la de Tommy, es menos agresiva que la de Romeo.

- Essso esss porque la tengo bien entrenada.
- siseó su hermano menor, apareciendo con una sonrisa orgullosa y su carrito en manos.

- ¿Que les he dicho de hablar pársel frente a su madre? - los rezongó Mattheo unos pasos atrás, junto a su hijo mayor.

- Lo siento, papá - se disculpó Newt.

Romeo, el hijo menor de la pareja, tenía once años. Conocía el andén de memoria tras ir a acompañar a sus hermanos en ocasiones anteriores. Su nombre estuvo en duda hasta el momento de que nació, ya que, si hubiese sido niña, su nombre sería Julieta. Era un chico alto, y, así como le decía su abuela Molly; la mezcla perfecta. Tenía el pelo marrón y ondulado, un par de pecas en su nariz y debajo de sus ojos celestes hermosos. Había heredado algo notorio de cada uno.

Los transeúntes miraban curiosamente a las lechuzas mientras la familia se abría paso hasta la barrera entre los andenes nueve y diez.

Los cinco Riddles se aproximaron a la entrada.
Tom fue el primero en cruzar la barrera, seguido de un Newt completamente entusiasmado.

- Podemos ir contigo si quieres - comentó Alexa al observar como su hijo menor se había detenido con las manos sudorosas frente a la pared.

- Uno a cada lado, nadie se enterará. - prosiguió su esposo.

- Puedo hacerlo. - y con una mirada ligeramente autosuficiente sobre el hombro hacia sus padres, Romeo tomó el carrito y echó a correr. Un momento después, se había desvanecido.

Mattheo Riddle y Alexa Weasley (parte 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora