II ℚ𝕦𝕒𝕤𝕚𝕞𝕠𝕕𝕠)★♣‡

9.4K 314 19
                                    

5 años antes.

— Michel, salga del salón. — Y aquí vamos otra vez. Maldito Orcon, siempre me anda expulsando todo el rato.

Me levanto de mala gana y agarro mis cosas, Daf me hace señas y le hago ver que todo está bien. Nadie del salón se atreve a decir nada, solo observan en silencio, como siempre hacen cuando se trata de mi o de otro de los populares.
Vago por los pasillos aburrida, no tengo nada que hacer, nadie a quien molestar, todos están en clases. Entro al baño de chicas para usar el enorme espejo del lavado. Arreglo mi atuendo, la falda plisada corta que traigo estaba algo torcida. La puerta de uno de los servicios se abre y sale la gorda de Abby y junto a ella un desagradable olor.

— ¡Por Dios! La gorda nos recuerda que está viva. — cubro mi nariz con desagrado. — Deja de comer así niña, dentro de poco no se podrán usar los baños del colegio, que asco.

Pasa a mi lado a lavar sus manos, está temblando, no se atreve a verme a la cara, amo el temor que provoco.

— Si sigues por ese camino morirás virgen. — me río de mis propias palabras. La miro por el espejo y sus ojos están cristalizados. — ¡Ay, sin dramas! ¿si, Pepa Pig? No es mi culpa que seas gorda. — pongo los ojos en blanco.

— ¿Por qué no me dejas en paz? — se atreve a hablarme.

— Uy, pero si aun no te comes tu propia lengua. Me sorprendes Pepa, creí que hasta cometías autocanivalísmo. — me cruzo de brazos para tratar de intimidarla.

— Yo no te he hecho nada, ¿por qué me tratas así? — su voz tiembla.

— Es que me da pereza que gente como tú ande caminando por ahí. ¿No te da vergüenza? Eres lo opuesto a la estética, solo mírate, luego, mírame — me paro esbelta — Ni parecemos de la misma especie.

Doy media vuelta y salgo del baño dejándola con sus molestos sollozos. Dios, la gente anda muy sensible últimamente.

Camino directo a la biblioteca, es un buen lugar para dormir, y mi fiel lame botas siempre está ahí para mi. A penas hago acto de presencia las cabezas de los nerd que andan comiendo libros me observan, aunque no por mucho tiempo, nunca tienen el valor de sostener la mirada. La bibliotecaria me guía hasta la mesa que siempre uso, pero ¿qué creen? Está ocupada. Le lanzo una mirada de ¿en serio?

— Perdone señorita Peyton. — se disculpa tímidamente. — Estudiante, debe abandonar esta mesa.

La chica levanta la vista, sus anteojos ridículos llegan casi a la punta de su nariz ¿es que no se dan cuenta que ofende a la sociedad con esos aspectos?

— P-pero, yo estoy estudiando y...

— A ver, elfo de nerdilandia ¿qué no entiendes que sobras aquí? Sal de una vez, ya tengo sueño. — a veces me aburre tener que tratar con esta gente.

Se pone de pie y se marcha, para variar, llorando. No van a lograr que me sienta mal por esos dramas, ni Shakespeare se había esforzado tanto para crear uno. Patéticas.

Me gana el sueño, como era de esperarse. No sé ni me interesa cuando tiempo falta para el cambio de turno de clases, aunque recién había comenzado la clase, así que, tengo tiempo para una siesta.
No sé por qué pero siento como si alguien me estuviera mirando fijamente, la fuerza de una mirada penetrante me hace abrir los ojos de golpe y, esa cosa fea está ante mi. Doy un grito de muerte, y no, nadie me manda a callar. Sé que estoy en la biblioteca, pero para Peyton Michel no hay pautas ni reglas que seguir en ningún rincón de esta escuela.

— Me diste un enorme susto Quasi — le digo a mi fiel seguidor, ya me preocupaba que no había aprecido.

— Lo, lo siento Pey. — limpia sus anteojos.

El deseo del amo (Completa ✔)Where stories live. Discover now