XXIX 1 a 0 a mi favor.

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Mi madre y amiga lloran mientras nos abrazamos las tres. Nuestras vidas en unas simples maletas y la nostalgia del adiós hacia nuestra casa a nuestras espaldas. Ver a mi madre llorar  me hace experimentar una especie de rabia y enojo que no creí sentir nunca. Una semana después, justo eso, una semana sin verle, sin saber de él, ignorando sus llamadas, borrando sus mensajes sin leerlos, así han pasado mis días. Caleb Nolan me ha jodido de muchas maneras y no solo echándome a la calle como a una maltida perra, acaba de romper el corazón de mi madre despojándola de lo que más quería, su hogar. Daffne le habla a mi mamá dándole los ánimos que yo no tengo para darle, volteo y Noam me mira con pena pero sus manos son puños y puedo ver como su rostro está rojo y se contraen los músculos de su mandíbula.

— Así que de esto se trataba. — me dice una vez que se acerca.

— No quiero hablar. — susurro y me cruzo de brazos aguantando las ganas de llorar.

— Es un hijo de puta Peyton. ¿Cómo lo consiguió? — me pregunta a la vez que pasa una de sus manos por su sedoso cabello.

— ¡Noam ya para de una puta vez! — alzo más la voz.

— No, no va a parar porque yo también quiero saber ¿cómo lo consiguió? — lo que me faltaba, mi madre.

— Mamá déjalo.  — le advierto.

— ¿Qué lo deje? Por culpa de ese niñato estamos en la calle y ¿me pides qué lo deje? Pues no Peyton, no lo dejo ¡Coño!

Está muy alterada y solo consigue ponerme más nerviosa. No quiero perder los papeles, no le voy a demostrar que me ganó, que me hizo trizas o me pisa como basura.

— El señor Wilman, es su amigo. — solo bastaron esas palabras y mi madre lo comprendió todo.

— ¿Dejó nuestra casa en sus manos?

— No mamá, perdimos la hipoteca porque él la pagó, la propiedad le pertenece, ¿estamos en la puta calle? Pues si, bienvenida a la realidad.

Me alejo y camino hacia donde se encuentra Daf, habla por su móvil.

— Gracias Dodo. — y cuelga.

— ¿Hablabas con Dodo? — le pregunto mientras la abrazo.

— Nos quiere ayudar. Está muy enojado, golpeó a Caleb y mi padre se enojó, no quiere perder el contrato con los Nolan. — me explica.

— La que va a golpear a Caleb soy yo. Ese idiota me las paga.

— Pero es lo mejor Peyi, así estás libre de él y de su mente retorcida.

Si que tiene razón. Puedo decir que al fin soy una mujer libre, no debo vivir con el temor de hacer enojar a Caleb o no hacer lo que le salga de los huevos por miedo a que me eche de mi propia casa, porque, ya lo hizo. Joder, si que lo hizo y no le importó en los más mínimo absoluto, si pensé que quedaba alguna pista de empatía en el alma de este chico, estaba muy equivocada. Del Caleb de hace cinco años atrás no queda nada, que ciega estaba al creer que si, que aunque él luchaba por ser el arrogante y sin corazón, el chico que me hacía cartas, que tocaba el piano para mi, que me visitó al hospital luego de mi operación y no se separó ni un momento de mi, el que hacía mis tareas sin importar que no iba a recibir a cambio nada más que humillaciones o una simple sonrisa torcida, de ese, no queda ni las sombras, es un monstruo.

...

— Insisto Peyton.

— No Noam, ya hiciste demasiado por mi. Aunque no lo creas, me diste las fuerzas que necesitaba para dejar a Caleb atrás sin temor a que ocurriera justo esto que está pasando. — le sonrío. — Estas de suerte chico asiático, te perdono. — hago una pequeña broma para aligerar el ambiente.

El deseo del amo (Completa ✔)Where stories live. Discover now