xxxl Noam

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Pov Peyton.

Veo como la lluvia cae a través de la ventana de la sala de estar. También puedo ver la ciudad siendo consumida por el mal tiempo que la azota. Daffne está sentada en el sofá mientras lee un libro y toma una tasa de té, mi madre, pues, desde hace dos días que tuvimos la horrible discusión no hablamos, ambas nos ignoramos.
Dos días ya, dos días siendo unas desalojadas que mendigan la ayuda que nos dan, gracias a Dios Diogo volvió a nuestras vidas en el momento justo, sino no sabría que sería denosotras. Suspiro y el olor a lluvia me da algo de paz, solo un poco, mi mente sigue siendo un torbellino de ideas casi nunca son positivas para ella.

— Peyi...

— ¿Si Daf? — la miro.

— No le des más vueltas al asunto. — que fácil lo dice.

— No lo hago. — Miento,  obviamente...

— Mientes. — ... lo sabe.

Me pongo de pie y me acerco a ella. Abre los brazos para invitarme a abrazarla. Me acuesto a su lado y nos abrazamos, lloro. A veces me pregunto por qué lloro. ¿Por mi casa? No lo creo, al final de cuentas, no era un lugar bonito para mi porque, la peor traición de la vida la visualicé en esa casa que llegué a odiar así como a los traidores.

《Te duele por él. 》

Le doy vueltas a esa idea y me perturba que llegue a ser cierto. Una parte de mi no quiere aceptar el monstruo en el que se convirtió Caleb, y todo por mi culpa. Me aferraba al chico que me sonreía, que hacía en varias ocasiones cosas lindas por mi.

— Tengo que salir a buscar trabajo. — hablo luego del silencio.

— No te preocupes por eso ahora, mi hermano nos va a ayudar en todo lo que necesitemos.

— No quiero abusar de Dodo, bastante ha hecho dándonos un hogar. — seco mis mejillas.

— Estoy feliz de tenerlo de vuelta. — sonríe.

— Lo sé. — cierro los ojos. — Es lo único que realmente le agradezco a Caleb, en tus ojos se nota el bien que te ha hecho Diogo. — beso su mejilla. — Peroooo, ¿no solo a Diogo se le debe ese brillo en tu mirada verdad?

Me mira y se ríe, cubre su rostro y puedo jurar que hay un sonrojo en sus mejillas.

— Muy buen chico Brian ¿no crees? — le digo con un tono sugerente.

— ¿No tienes hambre? — la miro y se ríe a carcajadas. — Ya, ok, si, él, él es tan... ¡AAAAAAAAHH! Me gusta mucho más de lo que me conviene.

— Eso es bueno ¿o no?

— Peyton, sabes que, soy sensible a estos temas. Entregarme por completo a un chico es una posibilidad en la que nunca he pensado desde que... — Agacha la mirada.

— ¿Desde qué? — la insito a seguir hablando.

— Desde que supe de mi enfermedad. O sea, ¿que chico quiere a una puta loca en su vida? Hoy estoy bien, mañana tal vez, todo depende de las pastillas. Ningún chico querría hacer una vida, tener bebés y adoptar un cachorro con una bipolar. — dice poniendo los ojos en blanco y con cierto sarcasmo en su voz.

— ¿Por qué te menosprecias así? — le pregunto.

— Solo soy realista. Dependo de medicamentos para estar bien, para no tener cuadros de trastornos psicológicos que harían correr hasta al chico más valiente.

— Pero no llevas escrito en la frente que sufres de bipolaridad Daf, deja de torturarte con eso. — agarro su mano.

— No, pero ya me encargo yo de alejar a todos. Solo tú te has sabido quedar y lidear con mi enfermedad. Eres la mejor amiga que existe en el mundo.

El deseo del amo (Completa ✔)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora