48. ¿Sabe lo que el joven Bonnet, hizo hace dos años?

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Me duelen las palmas de las manos. Tengo unas marcas rojas en ellas y otras cuantas enterradas en mis muslos. No sé qué hacer. Jamás había visto una paliza como esa en mi vida; mi padre golpeaba a mi madre hasta dejarla en el piso, y aun así, la seguía pateando. Comparado con lo que mis ojos vieron, mi padre se queda corto con la fuerza implacable de Nick.

–      ¿Dónde está? –pregunta alarmada Carolina, Sarah viene detrás con su ropa de trabajo y un maletín en manos.

–      Adentro. –Me pongo de pie.

–      ¿Qué pasó?

–      Raúl golpeo a Nick y lo tiro al piso, y en respuesta Nick lo golpeó.

–      ¿Qué? –inquiere Sarah.

–      ¿Cómo sabes lo que pasó? ¿Estabas ahí? ¿Qué hacías ahí? ¿Por qué siempre que mi hijo se mete en problemas estás tú?

–      Yo...

–      ¿Señora López? –pregunta la muchacha detrás de un escritorio.

–      Sí, soy yo. Carolina Alma López Trujillo.

–      El director la espera... ¿Usted es la madre? –pregunta confusa al ver a Sarah.

–      Ella es mi novia. Yo soy su madre.

–      Ah.

     Visualizo a Regina y a Carlos entrar por la puerta del edificio. Regina trae un vestido pegado color vino y Carlos un traje simple pero con estilo.

–      ¿Meli? –pregunta Regina; pero segundos después de ver a las dos mujeres me pregunta–: ¿Dónde está Nick?

–      ¿Usted es su madre?

–      Sí. –Se me hincharía el corazón si está no fuese una situación estresante.

–      Que bien. Los eperábamos.

     Entran los cuatro, mientras yo me quedo plantada en el mismo sitio sin la menor idea de lo que va a pasar, me siento completamente sola y vulnerable. La última vez que me sentí así de mal fue en el funeral de Estela; todo el tiempo con la misma cara de poquer y rodeada de gente que maldecía la mala suerte que tenía por estar en el momento y lugar equivocado. Yo me quedaba quieta mientras todos me aventaban mierda por mi buena suerte al no ser yo quien atropellara ese auto. 

     Pasan los segundos, los minutos, y las horas. Me quedo de pie. Me siento. Me paseo por el corredor. Me vuelvo a sentar. Cierro los ojos implorando de que Raúl diga la verdad. De que los policías le comenten al director de mi testimonio. De que Regina sea tan buena abogada, y de que su titulo pueda salvar a su hijo. Que Nick no pierda los estribos.

     Mi mente se imagina lo peor al ver correr los segundos. ¿Y si lo expulsan? ¿Y si Raúl presenta cargos? ¿Y si Carolina presenta cargos? ¿Y si su padre lo golpea o lo envía lejos? ¿Y si Sarah no dice nada?

     <<Por favor que todo salga bien.>> <<Por favor que todo salga bien.>> <<Por favor que todo salga bien.>> <<Por favor que todo salga bien.>> <<Por favor que todo salga bien.>> <<Por favor que todo salga bien.>> <<Por favor que todo salga bien.>> <<Por favor que todo salga bien.>> <<Por favor que todo salga bien.>> <<Por favor que todo salga bien.>> <<Por favor que todo salga bien.>> <<Por favor que todo salga bien.>> <<Por favor que todo salga bien.>> <<Por favor que todo salga bien.>>

     Me levanto por acto reflejo cuando la puerta se abre. Regina tiene a Nick. Carlos tiene una mirada seria. Carolina tiene a Raúl. Sarah sigue con su maletín, pero con una mirada curiosa cuando sorprende a Nick mirarme con la misma intensidad que yo a él.

–      ¿Señorita Herrera?

–      Sí.

–      El director quiere verla.

     Mis pies se mueven con rumbo a la oficina y con un nudo en el estómago por la presión.

–      Cierre la puerta, por favor.

     Hago caso.

–      Siéntese.

     Lo hago.

     El hombre que tengo delante de mí podría ser mi abuelo. Su estrepitosa barba me recuerda a la de Merlin, y sus ojos obscuros me dan paz y un estado de calma. Son unos ojos muy bonitos, no tanto como los de mi chico, pero sí son bondadosos.

     Deja la pluma estilografica en su escritorio y me presta su entera atención cuando empiezo a hablar con rapidez en un intento de cambiar su opinión con respecto a Nick, y en poder salvar su ya de por si historial académico.

–      Él no inicio la pelea, señor. Raúl García López empezó todo, cuando entró él ya estaba medio enojado y medio grundy, por una pequeña pelea que tuvimos en la primera clase. Nosotros ya nos íbamos, y me refiero a Nick y a mí, cuando Raúl nos vió él se le abalanzo y comenzó a golpearlo sin motivo. Nick se defendió y por eso ambos tienen golpes. Todo el tiempo me habla de cuánto odia a Nicolás Bonnet. Raúl ataco primero, señor.

–      Señorita...

–      No sé a qué ha venido, pero así fue como pasó.

–      Lo sé.

–      ¿Lo sabe? –pregunto con la respiración en un hilo.

–      Sí.

–      Ay, que alegría –mi respiración vuelve a mi cuerpo.

–      El policía que estaba cerca de la entrada vió a tu amigo golpear al joven Bonnet antes de que este lo atacara y dejara con el rostro magullado. También me dijo que sus hermanos lo acusaron injustamente al presenciar el ataque. El joven Bonnet me dijo que usted fue la única que dijo la verdad.

     El director ya lo sabía todo.

–      Además de que también ví las cámaras de seguridad –me muestra en su laptop el video de hace unas horas–, señorita Herrera. Me imagino que no sabe el por qué de la pelea.

–      Yo... –Antes creía que era porque le di la mano a Nick enfrente de Raúl; pero la cara del director me dice que no es sólo por eso, si no también por broncas del pasado.

–      ¿Sabe que esto –dice al señalar a la pantalla de su laptop– no es más que una continuidad de algo que ya venía creciendo?

–      Algo me dijeron.

     Esperen. No me han dicho nada. Pensé que sí, pero tanto Nick como Raúl siguen manteniendo sus secretos fuera de la superficie; sin embargo, recuerdo lo pálido que se puso Nick cuando Daniela estaba a punto de soltar la sopa enfrente de él. Le preguntaré una vez que las cosas se calmen entre nosotros.

–      ¿Sabe lo que el joven Bonnet hizo hace dos años? –inquiere.

–      ¿Ah?

–      Quiero decir..., el joven Bonnet tuvo problemas con nosotros por mucho tiempo, y es tendencia de un estudiante el recurrir con viejos hábitos.

–      Okey –musito.

     Ni siquiera estoy muy segura de volver a hablarle, pero por el momento me alegra que ya no esté en peligro de expulsión. Podría olvidar todo mi enfado, después de todo, Raúl fue el primero en dar el primer golpe y el primero en atacar verbalmente a Nick. Ojalá y su padre le de un buen castigo a la lúnatica de Daniela y al adefesio de Gabriel.

     Me quedo sentada y el director Villalobos se queda en silencio conmigo. Me da unos minutos para recuperar el alma que creía perdida, y en olvidar el miedo que no sentía hasta hace sólo unas horas. Temía por Nick, pudo haberse metido en buen problema legal sabiendo cómo es la familia de Raúl.

     Cuando finalmente salgo de su oficina, la mirada de Sarah se conecta con la mía.

Así Son Las Cosas [Así somos #1] ✔️Where stories live. Discover now