60. Él tiende a mentir

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–      Hola –me saluda amistoso, pero de inmediato se da cuenta de mi estado–. ¿Estás bien?

–      Si –le miento. Sigo andando por la banqueta mientras avanza con su auto.

–      ¿Quieres que te lleve? No quiero molestarte ni nada, pero se te ve mal y tampoco quiero que andes sola por las calles un viernes.

     Me detengo a pensarlo.

     Tiene razón. Sólo porque Nick tenga sueltos un par de tornillos, no significa que yo vaya a pensar igual que él.

–      Gracias –le respondo una vez que meto en su auto.

–      No hay de qué, señorita –me habla en un tono que me hace sonreír.

–      ¿Cómo sabías que me había ido?

–      Escuche tu pelea con mi medio hermano en la cocina. Volví porque quería una rebanada de ese pastel de chocolate y allí fue en donde lo supe todo.

     <<Mierda>>. Nos escucho, entonces debe imaginarse lo que es obvio.

–      ¿Qué tanto oíste? –quiero indagar antes confesarme.

–      Lo suficiente.

–      ¿Eso es...? –inquiero.

–      Tranquila Meli, no pienso decir nada acerca de ustedes dos. En primera: no es mi asunto. En segunda: es bueno que Nick tenga con qué entretenerse de vez en cuando. En tercera: va a ser divertido cuando mí gemela lo descubra por su cuenta.

     Una parte de mi respira, la otra enloquece y otra pequeña parte de mi se enfurece más de la cuenta.

–      ¿A qué te refieres con <<entretenerse>>?

–      Bueno –dice con una sonrisa simplona–. Perdona que te lo diga, pero a Nick no le importa nada ni nadie, siempre pretende que sí, pero sólo para conseguir algo a cambio. Es mi medio hermano y lo quiero mucho y todo, pero es una mierda si se trata de poner las cosas en orden. No creo que esté bien mentalmente, todos en mi casa lo piensan, ¿eh? No soy sólo yo. 

     El simple hecho de que lo llame <<medio hermano>> y no <<hermano>>, me provoca un subidón de cólera todavía más pronunciado que en la cocina; el tono que ocupa para referirse a él, me pone brava.

     Sé que Nick tiene problemas, pero eso no significa que esté loco... ¿cierto? Tampoco es que esté muy cuerdo, pero en eso nos parecemos.

–      Además, Nick tiende a mentir. Él no quiere que nadie se entere de su pasado, en lo personal que nunca lo cuente, porque sinceramente es horrible. Su madre abusaba de él y esta el hecho de la violación de no sé cuántos tipos y tipas en su casa.

     Al recordar sus bellos ojos grises, esforzándose por contarme su historia con un aire suplicante para que no lo juzgue, me recuerda el por qué lo quiero tanto en primer lugar. Luego está el hecho de que no ha visto a su madre por años –excepto esa vez en el hospital– y que su padre lo quiere, pero sólo para que haga lo que él quiera, no lo que Nick desea. Yo sé de eso porque mi padre es exactamente igual, yo jamás quise estudiar Contabilidad, sólo lo hice para que mi padre estuviera orgulloso de mí, para demostrarle que soy una chica inteligente y que lo quiero a pesar de todas sus idioteces; pero ahora veo que eso jamás pasará.

     Se me olvida por completo todo lo que sucedió en esta hora de viaje.

     Daniel me habla en todo el camino, pero en ese tiempo sólo puedo pensar en Nick y en cómo huí una vez más. Esto no funciona así, no se supone que me vaya cada vez que tengamos peleas, se supone que tenemos que charlarlo y darle alguna especie de tregua a nuestros pleitos. La gente no resuelve nada huyendo, eso es algo que siempre he sabido; pero es uno de mis defectos más seguidos también.

     Prendo el celular que había estado apagado durante la cena. Compruebo que tengo cientos de mensajes de su parte. Y uno de mi madre, pero a ella decido pasarla por alto en este momento.

     Mi dedo se muere por darle al icono del WhatsApp, pero no quiero hacerlo en el auto de Daniel, me da miedo romper a chillar y no quisiera que me tome por patética.

     Cuando finalmente llego a mi destino, me apresuro a salir del coche; pero la voz de Daniel me grita a través de la ventanilla.

–      ¡Meli! –mis pies frenan en seco.

–      ¿Qué?

–      Recuerda lo que hablamos acerca de mi medio hermano –me mira muy serio–. Él tiende a mentir.

–      Claro –le respondo con los pies temblando por echar a correr al departamento.

–      Adiós... –lo oigo decir, pero ya es tarde, me muevo demasiado rápido.

     La suerte me acompaña una vez más. Una señora va saliendo con sus dos hijos y yo me apresuro a entrar antes de que me pregunte si vivo aquí o no.

     El maldito elevador está fuera de servicio una vez más. Me exaspero, pero me recupero una vez que subo los escalones de dos en dos.

     En lo que me paro a tomar aire, reviso mensaje tras mensaje que me mandó Nick en la hora de viaje.

Perdóname, Miel. No quería que todo terminara así.

Por favor contéstame.

Miel, quiero escuchar tu voz.

Háblame princesa.

Por favor, mi amor contéstame. 

     Esos son sólo algunos, hay más, pero ya tengo el nudo en la garganta y no quiero terminar por llorar en plena escalera; tengo veinte llamadas perdidas, todas de su parte.

     Recuerdo que no traigo la llave para abrir el departamento, porque la dejé en la mochila.

     <<Genial>>

     Pero cuando empiezo a idear un plan para que la administradora me abra, veo a Nick esperándome en el pasillo.

Así Son Las Cosas [Así somos #1] ✔️Where stories live. Discover now