Capítulo 23. La cena

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Patricia respiró hondo antes de abrir la puerta. Y cuando consiguió abrirla, se quedó sin habla cuando sus ojos se posaron en la belleza que tenía en frente de ella. Pero para Daniela le pasó exactamente igual. Patricia le parecía una mujer muy exuberante con unas curvas de infarto. Y joder, llevaba un escote... No sabía si sería capaz de poder mirarla a los ojos teniendo ese escote tan pronunciado y descomunal ante sus ojos.

-Vaya, Daniela, me has dejado sin habla. Estás guapísima. Ese vestido con esas preciosas sandalias...ummmm....

-Usted...Digo tú...Quiero decir... Patricia... tú estás espectacular- Joder, le daban ganas de darse media vuelta y regresar a su ático de la vergüenza que tenía encima. Si hubiera tenido esa cita con una chica de su edad, ahora no estaría pasando por lo que estaba pasando, quién le mandaría meterse con una mujer como Patricia.

-Daniela, cariño, no te pongas nerviosa que no te voy a comer, por lo menos hasta más tarde, porque es lo que más deseo en este mismo momento, pero lo bueno se tiene que hacer esperar, ¿no crees?. Pasa, por favor.

Cuando Daniela escuchó las palabras de Patricia, sintió un escalofrío recorrer todo su cuerpo. De sólo pensar en que la doctora quería "comerla" y diciéndole que lo mejor se hacía esperar... Finalmente su mente se bloqueó al igual que su cuerpo. Pero Patricia acabó por cogerla de la mano y la hizo entrar a su casa.

Ya dentro del ático, Patricia se acercó a darle un beso en la mejilla, bien cerca de la comisura de sus labios. Y ese simple roce puso a Daniela a mil por hora. La joven aún estaba de los nervios. No había conseguido relajarse absolutamente nada.

-Ummm Daniela...¡Qué bien hueles!- Cuando Patricia le dio el beso, se recreó oliendo el cuello de la joven, y ese aroma que desprendía era exquisito.

-Tú también hueles muy bien, Patricia-No sabía ni que contestarle. Pero era verdad que la mujer olía de maravilla.

El deseo que sentían la una por la otra era palpable en el ambiente. Había una tensión sexual entre ambas que si no la resolvían pronto, los cuerpos de las dos podrían explotar uno al lado del otro.

Patricia se percató de que Daniela no le quitaba el ojo a su escote y en ese momento supo que había acertado con su elección a la hora de vestirse. Pero a Patricia también le costaba no mirar a la joven. ¿Cómo iba a aguantar toda la cena con ese monumento enfrente?si solo pensaba en llevársela a la cama...

-Patricia, estas rosas son para ti, espero que te gusten.

-Encima eres detallista, ¿Se puede pedir más?yo creo que eres perfecta. Muchas gracias, son preciosas.

-No será para tanto...- Dijo Daniela modestamente.

-Sí lo es, créeme. ¿Cenarás con vino?

-Sí, vino blanco estará bien.

-Perfecto. Ven, siéntate, ahora serviré.

Daniela hizo caso a Patricia y se sentó donde ella le dijo. Daniela no podía casi ni parpadear. Era la primera cita que tenía en su vida y encima con una mujer que le doblaba casi la edad y las experiencias vividas a lo largo de sus años. De repente se sintió pequeña al lado de Patricia. Y eso a ella no le solía pasar, pues sabía perfectamente lo que valía.

Patricia la notó distraída y le preguntó si le pasaba algo. Le daba pavor que la joven no estuviera a gusto o se hubiera arrepentido en el último momento de cenar con ella, y quisiera irse.

-Daniela, ¿estás bien?

-Si, claro, estoy perfectamente.

-¿Estás segura que quieres estar aquí, conmigo? Aún estás a tiempo de salir corriendo, si quieres- le dijo Patricia en un tono burlón y serio a la vez.

La joven stripper y la doctora. (2°Historia)Where stories live. Discover now