Capítulo 56 (extra)

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Cuando Daniela abrió la puerta pensó que se iba a desmayar. Era Patricia la que estaba al otro lado de la puerta y para los ojos de Daniela, la mujer estaba deslumbrante y jodidamente sexy. Joder que mal lo iba a pasar esa noche teniéndola tan cerca y no poder ni tocarla ni rozarla siquiera. Se tendría que conformar con mirarla intensamente con sus ojos negros desesperados. 

Patricia, cuando vio a Daniela, también sintió que su mundo se volvía a desmoronar. Ella había ido a la cena con la intención de pasar de la joven, pero eso iba a ser imposible luciendo tan espectacular como lucía Daniela con ese vestido blanco tan fino y tan escotado. Le iba a costar un mundo mirarla sólo a los ojos...Y qué narices...Ni a los ojos debía de mirarla. Pero le era imposible no imaginarse sus manos retirándole el vestido a Daniela para ponerlas en sus ardientes y magníficos pechos…

Patricia tuvo que dejar de pensar en lo que tenía en mente porque sino estaba más que perdida. 

-Hola...Daniela..¿Qué tal?- le saludó Patricia. Si supiera Daniela lo que la doctora estaba pensando hace sólo unos segundos...Se acercó a darle un beso en la mejilla pero Daniela movió la cabeza de tal manera que el beso fue a parar a la comisura de sus labios. 

Patricia no se lo podía creer. Daniela quería jugar con ella, y encima delante de todas. Estaba claro que la cena iba a ser una gran tortura para ella…

-Hola Patricia. Vaya, estás preciosa. Pasa…-Daniela se retiró dejándola pasar. Y vaya si la rubia estaba guapa, era imposible no mirarla de arriba a abajo. Cuando la doctora le dió la espalda, Daniela se deleitó mirando su fina espalda, su perfecto trasero y sus preciosas y finas piernas con esas sandalias que le quedaban de maravilla. 

Patricia se dio la vuelta para contestarle y entonces pilló a Daniela mirándola de arriba abajo y de abajo arriba. En ese momento sabía perfectamente que si estuvieran las dos a solas, acabarían en la cama amándose una a la otra como sólo ellas sabían hacerlo.

-Tú...También estás preciosa-le dijo la doctora sin poder sacar su mirada del escote de Daniela. Estaban ya las dos tan prendidas que Patricia la invitó a ir ya al comedor. Mientras Daniela sólo pudo sonreír al sentir la intensa mirada de la doctora en su escotazo. 

Las dos fueron al comedor con todas. Se saludaron y Daniela intentó estar lo más cerca posible de Patricia, pero ésta se juntó con Elisa y comenzaron a hablar de temas médicos. 

-Bueno chicas, la cena ya está lista. Vamos a sentarnos- les dijo Laura a todas.

A Laura le tocaba sentarse al lado de Patricia, pero buscó un pretexto para ir a la cocina y así sería su hermana la que se sentara con la doctora. Y así fue. Cuando Daniela fue a sentarse, le temblaba todo el cuerpo, y el cuerpo de Patricia reaccionó poniéndose rígido.

Mientras hablaban todas de diferentes temas, Daniela estaba absorta en cómo podía hacer para acercarse a Patricia. Cuando la doctora se movía, su perfume llegaba a Daniela y ésta se perdía todavía más en sus pensamientos donde la protagonista era Patricia. Ese perfume lo reconocería a diez kilómetros de distancia, y cuando lo olía la hacía evadirse de todo lo que la rodeaba, menos de la dueña de dicho perfume. 

Cómo estaban todas metidas en la conversación que estaban manteniendo, menos Daniela, cuando vio que Patricia puso su mano en la mesa, a la joven se le ocurrió poner su mano cerca de la de la doctora. Era su oportunidad de intentar un acercamiento con Patricia. 

Fue acercando su dedo meñique al dedo meñique de Patricia muy despacio, con mucho miedo al principio pero luego con un deseo que no podía controlar. Hasta que finalmente su piel rozó la piel del meñique de la doctora, y ésta al instante de sentir el roce del dedo de Daniela con su dedo, miró hacia los dedos de las dos. A Patricia le dieron ganas de llorar pero tuvo que contenerse. No podía mostrar sus emociones delante de todas. 

La joven stripper y la doctora. (2°Historia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora