Capítulo 5. Entre la Universidad y el hospital.

9.9K 634 94
                                    

Llegó el tedioso lunes por la mañana y las clases en la universidad.

Daniela y Ana tenía clase con Lucía. A Lucía se le había pasado lento el fin de semana porque tenía ganas de ver a Daniela. Quería llamar su atención, por lo que esa mañana se puso una camisa escotada y muy ajustada, con unos bonitos zapatos de tacón. Con un pantalón también de traje muy ajustado. Le quedaba perfecto a su cuerpo. De seguro que muchos alumnos perderían la concentración mirando ese cuerpo tan divino. Ella se sentía guapa y atractiva. Y quería conquistar a Daniela. La quería tener en su cama. Lucía era una mujer muy activa en la cama y le daba exactamente igual que sus conquistas tuvieran diecinueve que cuarenta años. Sólo quería disfrutar del sexo con ellas. 

Cuando Lucía entró en el aula, sus alumnos ya estaban todos sentados cada uno en su sitio. Y como no, Daniela estaba en primera fila. La mujer se contoneó muy sensualmente hasta que llegó a su escritorio. Le echó una mirada de deseo a Daniela, y ésta palideció. Además la vio morderse los labios mientras la miraba. A Daniela le iba a dar algo. Ana se percató de las miradas que se echaban la profesora y Daniela. Cuando acabara la clase ya hablaría con su amiga de qué pasaba entre la profesora y ella. ¿Cómo podía ser que la profesora fuera tan descarada?.

Mientras Lucía iba dando la clase, iba pasándose por el aula. Hubo un momento que se sentó en una mesa libre que estaba al lado de Daniela. Ésta la miró de arriba abajo. Su perfume llegó hasta las fosas nasales de la joven. La verdad que esa maestra era una mujer muy sensual. Le provocaba querer besarla. ¡Joder! ¿Cómo de repente le gustaba la doctora y se sentía atraída por la profesora? ¿Desde cuándo le gustaban las mujeres? Últimamente esa pregunta retumbaba diariamente en su cabeza. Se iba a volver loca. Y para colmo estaba Lola, que la noche del viernes casi acabó la enfermera besándola y le dejó claro que le gustaba. Daniela intentó zafarse de la enfermera. No quería tener nada con ella y encima era muy amiga de la doctora. No quería que le contara que había tenido algo con ella y que la doctora pensara que ella era una chica fácil.

Mientras, en el hospital, les tocó a María, Lola y Patricia trabajar en el turno de mañana. El fin de semana no se habían visto ni habían hablado sobre lo que había pasado el viernes por la noche. 

Patricia no tenía ganas de saber qué había hecho Lola con Daniela. No quería ni que Lola sacara el tema. Le daba miedo que le dijera que se había acostado con la joven. Como la mañana estaba tranquila, decidieron las tres irse a tomar un café a la cafetería. Pero sabía que el tema de Daniela, tarde o temprano, saldría a relucir. 

-Chicas, llevamos todo el fin de semana sin vernos, ¿Qué habéis hecho?- preguntó María. 

-Descansar, que falta me hacía- contestó Lola.

-¿No has quedado con la chica que conociste el viernes?- Preguntó María.

-No, lo intenté pero me dijo que tenía que estudiar mucho- le respondió Lola

-Ah, qué chica más responsable, ¿No?

-Sí, estudia arquitectura. Se ve que sus padres son arquitectos, Pati. Te lo digo porque nos dijiste que sus padres ganaban mucho dinero. Pues se ve que es cierto. Pero ella prefiere ganarse lo que tiene con su propio esfuerzo. 

-Pues vaya futura arquitecta, joder, cuando tenga que ir por las obras en las que trabaje…-dijo María. 

-Ya te digo. Es preciosa. Esa melena que tiene, los ojazos grandes y negros, y esa tez... Uf, de sólo pensar en ella me pongo enferma. Porque ella no quiso el viernes ir a más...-dijo Lola riéndose.

Patricia estaba callada escuchando lo que hablaban de Daniela. Hasta que Lola habló de malas maneras de Daniela. Eso no lo iba a permitir. Además,¿Finalmente habían tenido algo el viernes?

-Lola, no seas grosera anda. Es una niña.- Le contestó Patricia. No le gustaba como hablaba Lola de Daniela. Aunque a decir verdad, hacía mucho tiempo que ya la conocía y sabía para qué quería a las mujeres. -¿Y que hiciste el viernes con ella, si se puede saber?- le preguntó cómo si no le importara nada lo que hubiera hecho con ella, cuando en realidad se estaba ya poniendo enferma de sólo pensar que se hubieran simplemente besado.

-Pati, ya me conoces. Ahora no me vas a cambiar. Esa chica me gusta. Y me da exactamente igual que tenga diecinueve años. Mientras sea mayor de edad y ella quiera hacer lo mismo que quiero hacer yo... Además, es muy inteligente, culta y madura para su edad. Hablas con ella y parece que estás hablando con una mujer de treinta años, en serio.

-¿Y ella quiere hacer lo mismo que tú, Lola?- le preguntó Patricia. 

-Aún no lo sé, Pati. La verdad, creo que no. Igual no le gustan ni las mujeres. El viernes intenté besarla, pero ella me hizo la cobra- Patricia se alegró al momento de saber que Daniela había rechazado a Lola. Estaba claro que Daniela era una joven con principios. Y eso le encantaba de ella. 

-Bueno, igual es una chica que no se besa con cualquiera, Lola- le dijo María.

-Puede ser, pero me llama la atención que sea capaz de trabajar en un club de striptease o bailes eróticos y luego no sea capaz de darle un beso a una mujer…

-Lola, pero si no le gustas…¿Cómo narices te va a besar? Que las personas que tienen valores no se van besuqueando por ahí con cualquiera, y ojo, no digo que seas una cualquiera, simplemente que igual ni le gustas. 

-Sí, tienes toda la razón. Seguramente ni le guste. Igual la que le gusta es Patricia…

Ésta abrió los ojos como platos. 

-¿Qué estás diciendo, Lola?¿Cómo le voy a gustar a una chica como ella? No digas tonterías. Esa niña tendrá amigos o amigas en la universidad y seguro que tiene sus rollos allí. Nosotras estamos ya viejas para ella. No creo que se fije en alguien mayor de treinta años.

-Bueno bueno, Pati, eso nunca se sabe. Estamos de muy buen ver. ¿Tú te has visto al espejo?eres una madura muy atractiva. 

-Si, seguro que sí…-contestó amargamente Patricia-Por cierto chicas, el fin de semana me mudo a mi nuevo apartamento. ¿El sábado trabajáis?porque si no, podríais venir a ayudarme con la mudanza. Tengo pocas cosas, pero cuatro brazos más, seguro que me vienen bien…

-Pati, cuenta conmigo.

-Conmigo también, bueno, conmigo el sábado por la mañana. Por la tarde trabajo- le dijo María. 

-Genial chicas. 

Patricia no se podía creer que Daniela fuera a ser una futura arquitecta. Seguro que acababa triunfando porque era una chica muy trabajadora, capaz, muy madura y se notaba que sabía lo que quería e iba a luchar por ello. Esa chica le llamaba mucho la atención. Tenía unas ganas locas de seguir conociéndola, y por qué no, de besarla. Aunque sabía que no se iba a dar el caso. Se moría de ganas por besar esos labios carnosos que tenía. Seguro que serían perfectos al tacto. Pero eso nunca pasaría. ¿Y si volvía al club para que le hiciera otro baile? Sólo así podría acercarse a ella, solo así no se sentiría mal por tener a la joven encima de ella. Era la única manera que había para poder estar cerca de Daniela y no sentirse culpable por ello. Así que en ese mismo momento supo que el viernes se pasaría por el club. 

La joven stripper y la doctora. (2°Historia)Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin