Capítulo 35. De Erasmus

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A la mañana siguiente Daniela se despertó con un buen dolor de cabeza.

Ella no recordaba haberse acostado en la cama con el pijama corto que llevaba.

Cuando se levantó y se dirigió al baño, apareció de la nada Lucía y Daniela se quedó helada. Además iba con una camiseta holgada de Daniela y en bragas. ¡Joder! Lo que le faltaba a Daniela.

-Profesora...¿Qué hace usted en mi casa?

-Vaya, ¿No recuerdas nada de ayer?- Le preguntó Lucía incrédula.

-Si, recuerdo algo. Pero no mucho, la verdad.- Sí recordaba que había llamado a Patricia de madrugada y había estado hablando con ella, ¡mierda!¡Qué vergüenza cuando la viera! ¿Y puede ser que tuvieran sexo telefónico?porque recordaba que se excitó hablando con ella... Joder...Lo que le faltaba.

-Lucía...Si quieres desayunar algo, como si estuvieras en tu casa. Yo necesito darme una ducha. Si no, no soy persona.

-Gracias Daniela. Por cierto, tienes una casa muy bonita.

-¡Gracias Lucía!

Daniela se fue a duchar antes de que pudiera hacer una tontería con la profesora. Esa camiseta le quedaba de cine. Iba sin sujetador y tenía unos pechos generosos y unas piernas bonitas.

Mientras Lucía preparaba café para las dos, tocaron al timbre. Lucía dudó si ir a abrir o no, y finalmente se decantó por abrir. Y cuando abrió se quedó helada.

-Hola...buenos días, ¿Patricia?

-Sí, soy Patricia. Buenos días.¿Está Daniela?- La doctora no se podía creer la confianza que había cogido Lucía para abrir ella la puerta, y más en bragas y con una camiseta que se le marcaban hasta los pezones y que era de Daniela porque recordaba habérsela visto en alguna ocasión.

-Daniela está en la ducha. Pero no creo que tarde mucho en salir.

-¿Ella está bien?- preguntó Patricia. Tenía unas ganas tremendas de desaparecer de ahí, pero le preocupaba cómo se encontraba la joven.

-Sí, ella está perfectamente. Con un poco de dolor de cabeza, pero lo normal, vamos...

-Me alegro. Entonces os dejaré tranquilas. Hasta luego.

-Adiós, Patricia.

Lucía tenía que reconocer que esa mujer era muy guapa de cerca. Tenía unos ojos azules preciosos, una bonita nariz y un cabello rubio muy llamativo. Y eso sin contar cómo le quedaban los vaqueros ajustados, ¡joder! Normal que Daniela se hubiera enamorado.

Daniela salió a los cinco minutos de la ducha. Llevaba todo el pelo mojado y estaba preciosa. La camiseta se le pegaba a su esbelta figura, marcándole los pezones húmedos todavía.

Cuando la vio aparecer Lucía, ésta se quedó sin habla.

-Daniela...Acaba de venir tu ex para ver si estabas bien.

-¿Mi ex?

-Si, Patricia. Ayer me dijiste que era tu ex...

-¡Ah! ¿Y te ha dicho que quería?

-Si, ha venido a ver si estabas bien.

-Vale. Oye Lucía, desayuna tranquila,yo ahora vuelvo.

-¿No tomas café conmigo?¿Y vas a salir así a la calle?

-No, tranquila. Voy a casa de la vecina un momento- Daniela omitió decirle que su vecina era Patricia. Necesitaba urgentemente hablar con ella.

Daniela se armó de valor y tocó a la puerta de Patricia. Cuando ésta abrió, Daniela se fijó que había estado llorando.

La joven stripper y la doctora. (2°Historia)Where stories live. Discover now