Capítulo 38. El acercamiento entre Adrienna y Daniela.

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Con el paso del tiempo, Adrienna y Daniela se volvieron muy íntimas. Hasta el punto de que se veían todos los días y hacían muchos planes juntas. Desde salir a tomar algo, ir al cine, irse a correr juntas, hasta irse de escapadas solas. De momento habían quedado sólo en ser amigas, pero finalmente una cosa llevó a la otra y tuvo que pasar entre ellas lo que ya se esperaba que pasara. 

Daniela había invitado a Adrienna a su casa a ver películas de miedo. A las dos les gustaba mucho ese género de películas.  Adrienna vino con ropa cómoda, un short muy corto y una camiseta de tirantes. Daniela intentó no mirarla más de la cuenta pero le costó porque la italiana tenía un físico que le atraía mucho a Daniela. 

Adrienna se sentó en el sofá mientras Daniela traía las palomitas. Sin querer se sentó muy cerca de Adrienna y ésta cuando la vio sentada tan cerca, palideció. Al final puso la película como pudo. Los dos cuerpos estaban tensos de tenerse uno tan cerca del otro. Hasta que Adrienna no pudo más y se sentó a horcajadas sobre Daniela. Ésta ni se inmutó.

-Daniela...Yo…Quiero besarte, me muero por tocarte…

-Yo también Adrienna... Bésame…

Dicho y hecho. Adrienna la besó con mucha intensidad. Tanta, que Daniela comenzó a recordar los besos de Patricia y a compararlos con los de Adrienna. Esos besos tan tiernos, suaves y delicados que le daba la doctora. ¡Joder, cómo los echaba de menos! Esos besos eran únicos, y esa mujer era única. Para ella, era la más especial de todas. Pero ahora tenía encima de ella a otra mujer y tenía que intentar olvidar a la doctora. No tenía ningún sentido pensar en ese momento en ella. Así que se centró en Adrienna y en lo que ésta le estaba haciendo. 

Adrienna rozó su sexo con el de Daniela mientras le sacaba la camiseta a la española y le desabrochaba el botón de sus jeans. Tenía un cuerpo espectacular y Adrienna no podía sacar los ojos de ese maravilloso cuerpo. Estaban las dos muy excitadas. Hasta que decidieron masturbarse una a la otra y consiguieron tener un orgasmo a la vez. A Daniela le daban ganas de llorar, pero sabía que si lo hacía la cagaría con Adrienna. Ésta era la primera mujer con la que intimaba después de hacerlo con Patricia. Así que llevaba casi un año sin acostarse con alguien. El amor que sentía por la doctora era más fuerte que sus propias necesidades sexuales, las cuales no pensaba satisfacer con cualquiera. Las dos se abrazaron y decidieron acabar lo que habían empezado en la cama. 

-Daniela, me ha encantado lo que hemos hecho..¿Y a ti?

-A mí también, Adrienna. Eres una mujer diez. Me encantas- pero más le encantaba Patricia. Joder, necesitaba sacarse su recuerdo de encima. 

-¿Ah, sí?, Pues si te encanto,¿Por qué no salimos juntas?

-Adrienna...Eso ya lo hablamos. Ahora mismo no puedo darte nada más. Hasta que no me quite a esa persona de la cabeza, no puedo entregarme cien por cien a nadie. Lo siento. Eso no sería justo para ti.

-Entiendo Daniela. Eres una mujer con muy buenos valores. Y eso me encanta de ti, a parte de obviamente, eres una preciosidad de mujer. Puedes volver loca a cualquiera. Así que seré paciente contigo.

-Gracias Adrienna. De momento olvidémonos de todo y disfrutemos del momento. ¿Te parece?, creo que es lo más sensato que podemos hacer. 

-Por supuesto que me parece…-y besó de nuevo a Daniela intensamente.

Daniela sabía que como mucho se quedaría un año más o dos en Milán, y luego volvería a su ciudad a trabajar en la empresa de sus padres.  Echaba mucho de menos a sus amigos, a su familia...Y cómo no, a Patricia. Pero hacía mucho que no sabía nada de ella, y tal vez había rehecho su vida con alguien. Sería lo más normal ya que consideraba que Patricia era una mujer que valía mucho y cualquiera haría lo que fuera por salir con ella. 

Daniela quedó con Ana y Laura que si tenían noticias de Patricia, lo mejor sería que no le contaran nada. Así era una manera de tirar para adelante y no estancarse en el pasado. 

En España, Patricia no contaba con que poco a poco se iría haciendo íntima de su vecina Laura. Coincidían mucho en el rellano y tenían largas conversaciones, pero nunca hablaron de Daniela. Y un día Laura se hizo un buen corte en una mano y como se asustó al ver tanta sangre, pasó a casa de Patricia para que ésta la ayudara. Y no solo la ayudó, sino que también la invitó a cenar en su casa. El único problema para Patricia era que las dos hermanas se parecían mucho y eso hacía que siguiera teniendo a Daniela en su corazón ya que cuando estaba con Laura a veces pensaba que estaba con Daniela. Así que acabaron quedando y viéndose por lo menos tres o cuatro días a la semana. Hacían comidas, o cenas o salidas por ahí también con María y Lola. 

De momento Laura no quiso decirle nada a Daniela, porque sabía que le podía sentar mal que estuviera quedando con su ex. Pero Laura, aunque le pareciera mal a Daniela, no quería dejar de verse con Patricia ya que le caía muy bien y habían hecho muy buenas migas. A Laura no le hubiera importado tener a Patricia de cuñada. A pesar de la diferencia de edad, tenía que reconocer que le gustaba para su hermana, lástima que ésta estuviera haciendo su vida en Italia y con otra joven. 

Mientras, a Patricia le rondaba Elisa. Ésta ya no sólo se conformaba con tener sexo con la rubia. Se había dado cuenta que estaba enamorada de su compañera y quería tener algo más serio con ella. Además sabía que Daniela, la chica por la que Patricia lo había pasado tan mal, se había ido a otro país a vivir. Así que tenía vía libre con Patricia y no quería desperdiciar cualquier oportunidad que tuviera con ella. 

Y una cosa llevó a la otra. Iban quedando después del trabajo y también hacían planes juntas. Aunque Patricia seguía viéndose con María, Lola y Laura, acabó por meter en el grupo a Elisa. 

Finalmente mientras para Elisa, ella estaba saliendo con Patricia, para ésta sólo eran amigas con derecho a roce. Aún no había conseguido sacarse a Daniela de la cabeza, por consiguiente no podía ponerse a salir con una mujer mientras tuviera en la cabeza a otra. Y es que Daniela y Elisa eran totalmente incomparables aunque físicamente se dieran un aire. 

Una noche había quedado para cenar en casa de Elisa. Patricia iba con un vestido muy corto y escotado. Esa noche tenía ganas de pasarlo muy bien con Elisa. Y conociendo a la cirujana, ésta estaría la mar de contenta ya que sabía que a la cirujana le iba el sexo duro. 

Nada más entró en casa de la cirujana, ésta, al verla con ese vestido que enseñaba tanto y dejaba tan poco para la imaginación, se abalanzó sobre ella y la besó con fuerza y lujuria. Patricia estaba excitadísima. Elisa la cogió en brazos y la llevó directamente a su cama. Sin más preámbulos, le bajó las bragas y le metió dos dedos embistiéndola con fuerza. 

A Patricia no le desagradaba tener sexo de esa manera, pero tenía que reconocer que prefería mil veces más hacer el amor con Daniela que tener sexo con cualquier otra mujer. Con Daniela descubrió que tenía una parte muy delicada y la joven fue la única mujer capaz de sacar esa parte de ella. Le volvía loca ser dulce, paciente y delicada con Daniela. Porque ella era delicada y dulce, y con ella no le salía tene sexo duro. Echaba tanto de menos a Daniela, que se llegó a preguntar si algún día sería feliz, porque sabía perfectamente que ahora mismo no lo era, y sin Daniela, seguramente nunca lo sería. 

La joven stripper y la doctora. (2°Historia)Where stories live. Discover now