Capítulo 21

356 35 8
                                    

Bastian Davies.

Tarareo en voz baja Butter de BTS, hace días escuché esa canción en el apartamento porque Coraline la tenía puesta a todo volumen mientras hacía la limpieza de nuestro hogar y la amé por completo.

Meto la llave en la cerradura de la puerta principal y abro con cuidado mientras maniobro con el carrito donde llevo a todos lados la bombona de oxígeno, el pesado bolso donde están mis libros y la portátil.

Quito la llave y entro, cierro nuevamente y camino por el pequeño pasillo que me llevará a la sala de estar. Todo está muy silencioso para ser apenas las 18:13 de un viernes, estos días han sido extraños, Coraline ha llorado esta semana algunas veces y creo entender el porqué.

Según me enteré, una chica que solía ser su amiga le intentó golpear la cabeza con una piedra frente a la Escuela de Derecho el primer día de clases de este nuevo año universitario y meses atrás su mejor amigo de toda la vida la traicionó y dijo cosas feas de Coraline, ocasionando que cayera sobre ella cantidades industriales de acoso, mientras él era alabado por todos por su gran hazaña. Estúpido poco hombre.

Las personas somos tan mierdecillas que, en vez de ponernos en el lugar del individuo afectado, vamos y jodemos un poco más su vida, así no conozcamos las circunstancias por las que esté pasando. Somos egoístas, envidiosos y malintencionados.

Dejo de caminar cuando estoy a un paso de entrar a la sala de estar y escucho sollozos venir de ese lugar, cierro los ojos y siento formárseme un nudo enorme en la garganta que casi no me deja ni respirar. Coraline está llorando y me duele el corazón por todo lo que ha estado atravesando sola y me siento impotente por no haber podido estar con ella antes.

Pero ahora estoy aquí y no permitiré que siga sintiéndose sola, a pesar de nunca habérselo dicho, le tengo mucho cariño y aprecio.

Reanudo mis pasos y dejo a mitad de la sala el carrito con la bombona de oxígeno y el bolso en el sillón, me siento a su lado en el sofá y la abrazo con todas mis fuerzas sin decir siquiera media palabra, en esta ocasión creo que están demás.

Coraline me devuelve el apretado abrazo y siento como se estremece entre mis brazos por el llanto, cierro los ojos y una lágrima solitaria se desliza por mi mejilla. Quisiera encerrarla en una cajita de cristal y aislarla del mundo para que nadie pueda volver a hacerle daño a mi amiga.

—Todo va a estar bien, cielo —murmuro en su oído y asiente.

—No, no lo estará si termina de salirse de control esta estúpida situación en la que estoy envuelta, voy a perderlo todo —susurra con un tono de voz lastimero y la vuelvo a abrazar con fuerza—. Me pueden expulsar de la universidad y todo lo que he pasado para poder estar aquí no habrá valido de nada y le habré fallado a mi mejor amiga por no cumplir la promesa que le hice.

No sé qué decirle para consolarla o intentar arreglar sus problemas, nunca he estado en su posición y poco será de ayuda lo que pueda decirle, lo único que puedo hacer por ella es escucharla, brindarle mi apoyo y hacerle sentir que no está sola.

—No he estado en tu lugar antes, pero estoy aquí para escucharte cuando necesites desahogarte con alguien, conoces mi lema y sabes que no voy a juzgarte y que no rompo mis promesas —le digo bajito y ella asiente porque me conoce y sabe que son ciertas mis palabras—. Estuve casi dos meses en coma y siento que me he perdido de muchísimas cosas importantes durante ese tiempo y una de ellas es el delicado problema en que estás metida hasta arriba, quiero escuchar tu versión porque es la única verdadera y válida aquí, así podré intentar ayudarte a salir de esto.

»Todos hablan, se burlan y te juzgan, nadie se ha puesto en tu lugar. No entienden que tienes sentimientos y que eres una persona de carne y hueso a la que le afectan sus comentarios tontos e hirientes más de lo que ellos creen y sé lo que es eso, lo he vivido en carne propia aunque no lo parezca.

El secreto de Coraline ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora