Capítulo 26

269 23 23
                                    

BASTIAN DAVIES.

Observo a Coraline dormir plácidamente a mi lado y sonrío con emoción y ternura, ahora que recuerdo, anoche después de besarnos y hablar durante horas hasta que ambos casi nos quedábamos dormidos, le dije que es mi crush y que me gusta demasiado. Así que sí, dormí con mi crush después de confesarle mis sentimientos.

Veo la hora en el reloj digital que está en la mesita de noche y maldigo en voz baja, es tarde y si no nos damos prisa no vamos a llegar a tiempo a clases, le doy suaves toquecitos en su hombro, Coraline se remueve y se acurruca más en las cobijas. Lindo.

—Coraline, despierta. Vamos a llegar tarde a clases —digo en voz baja y continúo dándole toquecitos, abre los ojos de golpe y me mira alarmada, ella menos que yo puede llegar tarde a sus clases—. Si nos damos prisa llegaremos a tiempo, por cierto, buenos días.

Bostezo y mi crush no tarda mucho en copiarme, mientras se levanta y calza las pantuflas. Me pongo de pie también y voy hacia el armario a sacar la ropa que me pondré para ir a la universidad. Mientras menos tiempo pierda mucho mejor, porque así podré desayunar algo antes de marcharnos.

—Buenos días, Bastian. ¿Cómo estás? —Inquiere Coraline yendo hacia la puerta, volteo a verla y me da una sonrisa nerviosa para luego apartar la mirada y centrarla en sus pies. Es una cosita toda tierna esta mujer estando nerviosa y cómo disfruto verla así.

—Muy bien, mi reina preciosa ¿y tú cómo estás? —Pregunto y le sonrío con amplitud. Uh, debería ir a lavarme los dientes, pero primero haré que se sonroje—. ¿Tuviste un sueño placentero, Coraline? Porque escuché cómo hacías soniditos de placer con tu garganta estando dormida y fue muy excitante eso.

Coraline abre y cierra la boca como si fuese un pez fuera del agua en busca de oxígeno y me rio internamente, se siente bien hacerle esto. Ya veo por qué me hizo lo mismo hace meses atrás, mucho antes de que estuviera al borde de la muerte.

—Eh... eso no ocurrió y tú no escuchaste nada, Bastian —dice con rapidez, señalándome con un dedo y me permito curvar las comisuras de mis labios en una sonrisa pícara y dar varios pasos hacia ella, acercándomele—. Y-y estoy bien.

No reprimo la sonrisa burlona que se apodera de mis facciones, porque de verdad, estoy disfrutando esto como no tienes una puta idea. Acabo de descubrir que amo poner a Coraline nerviosa. Uh, lo disfruto muchísimo.

—A mí me parece que sí ocurrió, Coraline —murmuro y me acerco peligrosamente a ella y comienza a retroceder hasta que su espalda choca con la pared y la rodeo con mis brazos, uno a cada lado de su cuerpo—. Si no fuese así, no estarías tan nerviosa y te atreverías a mirarme a los ojos, ¿a qué le temes? ¿A que pueda ver que esto te gusta tanto como para no hacer nada y apartarme?

Por fin deja de mirar mi pecho y me ve a los ojos, sonrojada y sonriendo con nerviosismo.

—A que notes que me gustas más de lo que me gustaría admitir y a que termines lastimándome —susurra y ambos comenzamos a acercar nuestros rostros al del otro de forma inevitable—. Si me amaras sin lastimarme, serías el primero en hacerlo.

Nunca lastimaría adrede a Coraline o a cualquier chica con la que esté, eso es un hecho. Sin embargo, que ella me diga que, si la amo sin lastimarla sería el primero el primero en hacerlo, es una clara invitación que me está haciendo a conquistarla.

—Bajo ninguna circunstancia te lastimaría, al menos no de forma intencional, Coraline —respondo con sinceridad, mirándola a los ojos—. Y si me permites demostrártelo, me encantaría hacerlo todos los días, ¿te gustaría ser mi novia, Coraline?

—Sí, me encantaría ser tu novia —responde sin dejar de sonreír, veo como sus ojos se humedecen con lágrimas y la atraigo hacia mi cuerpo y la estrecho entre mis brazos muy fuerte—. Gracias por estar conmigo y no darme la espalda como todos los demás.

El secreto de Coraline ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora