Capítulo 22

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Bastian Davies.

Coraline y yo vamos en este momento en mi auto a la universidad, cuando estábamos desayunando me ofrecí a llevarla y estuvo de acuerdo, cosa que me tranquiliza. Creo que ambos pudimos respirar con tranquilidad después de eso, tengo la leve sospecha de que ella tiene miedo de lo que pueda hacerle su ex amiga si se llegan a ver otra vez.

Y yo tengo miedo de perder a alguien que aprecio.

—¿Te gustaría que hiciéramos algo más tarde? —Pregunta con timidez la chica que va en el puesto del copiloto y sonrío, aunque por dentro estoy gritando como un adolescente. Mi crush me ha pedido que hagamos algo, aunque en estas circunstancias, intuyo que lo hace más por no estar sola y necesitar un amigo—. Si tienes planes ya, no importa, puede ser otro día.

Sacudo la cabeza ligeramente sin apartar mis ojos de la carretera en un intento por espabilarme, me ha sorprendido un poquito bastante la proposición de Coraline.

—¿Qué te gustaría hacer? ¿Una sesión de estudio o de chismorreo? Porque puedo ser tu sexy profesor que intentará ligar contigo mientras te da clases de besos o tu amiga la chismosa —Respondo y la escucho reír, segundos después yo también lo hago y me siento mejor conmigo mismo porque ayer no hice nada por hacer que se sintiera mejor, solo escucharla—. Estoy disponible para cualquiera de las dos opciones, cariño. Ya sabes, puedo darte lecciones apenas lleguemos a la universidad.

Coraline se ve preciosísima cuando ríe, ésta chica podría pedirme lo que quisiera con una sonrisa en sus labios y yo dudo seriamente poder negarme. Creo que siempre ha sido así, solo que me centraba en ignorar el poder que tiene sobre mí por respeto a mi exnovia.

—¿Y no podríamos combinar las dos cosas? Pienso que sería mucho más emocionante y enriquecedora la experiencia —responde siguiéndome el juego y sonrío con amplitud—. Aunque dudo que puedas seguirme el ritmo.

—¿Acaso me estás retando, Coraline Nowell? —Pregunto bastante divertido y le doy una breve mirada antes de volver mi vista al frente—. Porque si es así, no me quedará de otra que darte una interesante lección para defender mi honor que estás poniendo en duda.

Entramos al estacionamiento de la universidad y aparco el auto en el primer sitio libre que veo, aún con el motor y aire acondicionado encendidos, logra colarse al interior del vehículo el ruido que hacen los miles de estudiantes al hablar, es similar a un enorme enjambre de abejas y por más tonto que parezca, nunca me había dado cuenta de ello, siempre estaba hablando con alguien más o pensando e ignoraba esos sonidos.

—Tal vez sí, tal vez no, ¿quién sabe? —Responde y sonríe ampliamente—. Deberíamos bajar, ¿no crees? Vamos a llegar tarde a clases.

Me echo a reír y asiento, apagando el auto en el proceso. Bajamos, me ayuda a sacar el carrito y la bombona de oxígeno y activo la alarma del auto, aunque mi auto es bastante viejo y luce poco llamativo entre los cientos de carros nuevos en el estacionamiento, siempre me ha gustado prevenir asegurándome de que si intentarán robarlo, por lo menos hará mucho ruido.

—Me vengaré de ti, ya verás —musito con fingida indignación haciéndola reír. Me gusta hacerla reír, me hace sentir bien—. Espero que tengas un feliz y exitoso día en el que te salga bien todo lo que te propongas, reina.

—Gracias por escucharme, estar para mí e intentar ayudarme a resolver mis problemas, eres un sol —murmura y deposita un beso en mi mejilla y me abraza—. No me juzgaste, no me insultaste, no me trataste diferente ni me has visto con desprecio siquiera una vez después de contarte mi secreto no tan secreto, eso significa muchísimo para mí. Yo también te deseo un excelente día, lo tienes más que merecido, cariño, ya verás como todo marchará bien hoy.

El secreto de Coraline ©Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt