Capítulo 6

3.2K 405 119
                                    

Coraline Nowell.


Abraham sonríe con picardía apenas ve a Bastian caminar hacia donde estamos sentados y me da varios codazos, parece una adolescente emocionada. Sorbo mi fresco con la pajita, tratando de ignorar el hecho de que voy a tener una cita con él, aunque sea una terrible decisión.

— ¿De verdad vas a salir con él? Parece un modelo sacado de una revista y tú no te quedas atrás —dice en voz baja, porque al lado de la mesa en que estamos sentados está su exnovia con su grupo de amigas, Abraham accedió a acompañarme solo para comprobar con sus ojos que voy a salir con el hermano menor de su jugador de béisbol favorito—. ¿Quién le pidió a quién una cita?

Además, es obvio que luzca así, pues todas las tardes va a ejercitarse al gimnasio con Brandon. Suspiro y mi amigo me lanza una de sus miraditas de «sé que quieres follártelo, pero primero conócelo, perra», aunque es una tontería que lo haga, puesto que el único novio que he tenido desde que estamos en la universidad ha sido Louis y porque me lo pidió estando ambos ebrios, ya que éramos follamigos, nos gustábamos, pero no queríamos admitirlo.

Y luego salí varias semanas con Ben Ainsworth para conocernos, pero no llegamos a nada al final, los compromisos que teníamos ambos nos absorbían tanto que terminamos alejándonos sin darnos cuenta, un día simplemente dejamos de conversar y no volvimos a buscarnos en plan de tener citas.

—Yo le pedí que me acompañase a la feria de arte a escoger y comprar unas pinturas, él aceptó y dijo «Por cierto, es una cita» —aparto la mirada y la centro en las servilletas, tomo una y la doblo varias veces—. Esperé que fuese una broma, porque esta interacción fue por WhatsApp ya que pasó el fin de semana con su familia, pero al vernos el lunes en la tarde en nuestro apartamento, ratificó que la salida de hoy es una cita.

Abraham sonríe y mira la hora en su reloj, imagino que ya se tiene que ir a buscar Katherine. Esos dos se traen algo, desde hace unos meses están casi siempre juntos y buscan cualquier excusa para marcharse a quién sabe dónde a solas. No les exigiré que me cuenten, supongo que en su momento lo harán, él es mi mejor amigo desde que tengo memoria y tarde o temprano me dirá lo que sucede.

—Un hombre directo y que sabe lo que quiere, interesante —dice, con seriedad—. Tienes que tener cuidado, Coraline, podría descubrir cosas que no quieres que los demás sepan. Mierda, solo aleja a ese chico, tiene cara de que te traerá muchos problemas.

Asiento, dándole la razón, cada vez que Abraham dice algo, termina siendo cierto. Es como si tuviese el don de predecir las desgracias de los demás con solo darle una simple mirada al causante de estas. Comencé a hacerle caso a mi mejor amigo en este aspecto, después de la muerte de Alex, pues él había dicho meses antes como acabaría una de nosotras y le ignoramos, creyendo que se trababa de una broma.

Más no lo fue y Alex terminó tres metros bajo tierra.

—No te preocupes, esta será la primera y última vez que salga con él —murmuro y vuelvo a tomar refresco, espero que no me den ganas de orinar en la feria—. Ahí viene, cambia esa cara de pocos amigos y ya vete con Katherine, sé que es con ella con quién te mensajeabas hace un rato, estaré bien.

— ¡¿Qué?! ¿Cómo sabes que es con ella? —Pregunta con nerviosismo. Tonto, solo lo dije para que me lo confirmara, sonrío ampliamente que de seguro luzco como Cheshire—. No sonrías así, que me pones nervioso.

—Solo tenía que mencionarla para que lo confirmaras.

—Perra astuta.

Nos levantamos y tomamos nuestras cosas de la mesa y caminamos hacia donde Bastian me espera, lo saludamos y mi amigo se marcha, dejándome a solas con él. Comenzamos a caminar hacia la feria de arte, en silencio, no me atrevo a decir nada como otras veces en el departamento porque siento que estamos en una situación diferente.

El secreto de Coraline ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora