Capítulo 12

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Gracias por leerme, los amo <3.


Bastian Davies.

Miro con aburrimiento las publicaciones que han hecho las personas que sigo en Instagram y escucho a Brandon resoplar con molestia a mi lado, está enojado conmigo desde que me fui de la universidad después de hablar con Aiza, terminar con el corazón roto y hecho un mar de lágrimas.

Entiendo su molestia y preocupación por mí, sé que estuvo mal haber desaparecido siete horas y no llevar conmigo el celular y avisar que estaba bien, pero no siempre puedes actuar políticamente correcto y más cuando solo quieres desconectarte de la realidad por unas horas y luego lidiar con tus problemas a tu manera.

Dejo el control de la televisión en la mesita ratona y me pongo de pie, camino con parsimonia hacia la salida del apartamento y palpo mis bolsillos para verificar que estén allí las llaves, billetera y móvil. Ya terminé por hoy los deberes de la universidad y me aburre estar sin hacer nada, así que saldré un rato a caminar por el barrio.

—¿Saldrás? —Inquiere con curiosidad el chico sentado en el sofá.

—Sí, tengo algunas cosas que hacer —miento sin sentirme un poco culpable como otras veces.

—¿Quieres que te acompañe? —Pregunta con timidez y niego con la cabeza, quiero estar solo.

—No, tengo que resolver algunos asuntos privados, nos vemos más tarde.

—Si necesitas ayuda, llámame, no lo dudes ni un segundo en hacerlo, porque saldré a rescatarte a sí estés en la otra punta de la ciudad enfrentándote a pandilleros —sonrío y asiento, ese es mi amigo, pese a estar molesto conmigo, nunca retira su apoyo.

—Gracias, Bran, no te preocupes, no iré a enfrentarme a pandilleros y no conozco a uno todavía —contesto y abro la puerta, salgo del apartamento y la cierro. Meto mis manos en los bolsillos de la sudadera y comienzo a caminar por el corredor hacia la caja metálica que sube y baja transportando humanos, mejor conocida como elevador.

Comienzo a cantar en voz alta la canción Happiness is a butterfly de la diosa Lana del Rey y una chica que va saliendo de su apartamento me sonríe y también se me une, bajamos en el ascensor cantando y nos despedimos con un asentimiento de cabeza. No tengo la más mínima idea de quién sea.

Respiro profundo y saco el móvil al sentirlo vibrar en el bolsillo derecho de la parte delantera de mi pantalón, lo más probable es que sea un mensaje de mamá o de los chicos. Desbloqueo el celular e ingreso en WhatsApp directamente sin echarle un vistazo primero a la barra de notificaciones para saber quién me escribe.

Es mi hermano y no pierdo nada viendo qué quiere.

MASON DAVIES.

20:05 Mason: "¿Estás desocupado? ¿Podemos hablar? Estoy frente a tu edificio".

20:05 Mason: "Necesito hablar contigo, Bastian, por favor. Déjame subir o baja".

20:06 Yo: "De hecho, voy de salida, lo que sea que tengas que decirme, lo vas a hacer mientras caminamos".

20:06 Mason: "Hecho".

Saludo al señor de seguridad en la recepción y abro la puerta principal y salgo, cerrándola tras de mí. Respiro profundo y veo a mi hermano venir hacia donde estoy con pasos apresurados y decido esperarlo, después de todo, no tengo nada que hacer.

Apenas estamos frente a frente no nos saludamos como otras veces en las que nos abrazamos y bromeamos, simplemente nos dedicamos un asentimiento de cabeza y comenzamos a caminar en silencio viendo el montón de personas y autos ir y venir en la calle.

El secreto de Coraline ©Where stories live. Discover now