Capítulo 23

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Coraline Nowell.

Escucho el timbre del apartamento sonar y me levanto con rapidez de la cama, estoy esperando a Louis para cenar con él. Vuelven a tocar el timbre con insistencia y me calzo las pantuflas.

—¡Ya voy! ¡Espera un segundo! —Grito, más no obtengo respuesta. De hecho, ya ni ruido alguno se escucha afuera, qué raro, conociendo a Louis todavía estuviera presionando el botón del timbre o tocando la puerta con sus nudillos—. ¿Louis? —Pregunto y me acerco con lentitud a la puerta principal sin hacer el más mínimo sonido, pego mi oreja de la madera y no escucho nada.

Miro por el ojo mágico de la puerta y no hay nadie en el pasillo, bueno, en lo que alcanzo a ver por allí. Tomo el paraguas y comienzo a quitar los seguros de la puerta, no creo que me vayan a asesinar en el corredor porque hay cámaras de vigilancia y aún no me he ganado enemigos lo suficientemente locos como para querer asesinarme.

Abro la puerta y me asomo al corredor con el paraguas bien agarrado, no hay nadie. Me atrevo a dar un paso hacia afuera y el ruido de unos papeles me alertan de que acabo de pisar algo, así que decido bajar la mirada y retroceder, me agacho sin dejar de mirar hacia el pasillo y recojo el sobre.

Cierro otra vez la puerta y después de haberle puesto todos los seguros, dejo en su lugar el paraguas. Observo el sobre entre mis manos y veo escrito con un bolígrafo en tinta negra y roja «Para CORALINE NOWELL, NO ABRIR SI NO ERES ELLA» con una caligrafía bastante fea que me recuerda a la de Abraham. No hay estampillas, códigos postales o el nombre de alguna empresa de correo, así que queda descartado que pudieran haberla enviado por medio de una empresa, esto lo trajo alguien que me conoce y sabe que vivo aquí.

Me dejo caer en el sofá grande y mullido de la sala de estar y abro el sobre manila, meto la mano dentro y palpo con la yema de mis dedos ¿unas fotografías? Deduzco esto por el material, saco un par y recorro una y otra vez lo que está impreso allí.

Dios mío, no puede ser.

Esto no puede estar siendo real.

Saco más y más fotografías y aparecen en todas la misma persona, o sea yo, con diferentes conjuntos de lencería, maquillajes y pelucas. Hay más de cien, es una colección. Es una puta colección de una mezcla de las fotografías que subo a la putipágina con capturas de las sesiones privadas en vivo.

¿Acaso el imbécil de Abraham estuvo viéndome durante más de medio año hacer cosas sucias? Porque no han pasado siquiera cuatro meses desde que se acabó nuestra amistad y en cuatro meses solo he transmitido ocho veces y aquí hay fotos de sesiones de enero del año pasado.

Termino por romper el sobre y encuentro una nota en lo que fue el interior de este.

«Ya te debes de haber dado cuenta quién carajos es @Abraham-SM01, porque no eres estúpida, Coraline. No vuelvas a hacer la estupidez que hiciste de intentar denunciar a Katherine o estas fotos y otras más que tengo inundarán el campus de la UCLA, ¿entendido, puta?

Siempre me gustaste y siempre tuve que ver como elegías a otras personas antes que a mí, así que hazme el maldito favor y no intentes joder a Katherine, que es la chica que me gusta ahora. Ya he tenido suficiente de Coraline Nowell como para toda una vida y sí, yo mismo fui a dejar las fotos al piso que compartes con esas maricas.

Y sí, seguiré haciéndote sentir miserable junto a Katherine porque ambos hemos sido jodidos por tu mera existencia, puta. Por tu culpa murió Alex, por tus continuos rechazos sufrí yo, por conocerte Katherine sufrió, ya que te eligieron a ti por encima de ella. Hiciste sentir a tus padres miserables cuando llegó la carta de admisión a la universidad y ellos no sabían qué hacer para pagar lo que la beca no cubre.

El secreto de Coraline ©Where stories live. Discover now