Capítulo 36

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CORALINE NOWELL.

Los días pasan con una velocidad abrumadora que cuando me voy cuenta de ello es porque finaliza el primer día del juicio y el juez se levanta, dejo salir un suspiro tembloroso y miro detrás de mí para ver a mis padres sentados en el área del público junto a mi novio y mi amigo Brandon.

Todos ellos me sonríen y alzan sus pulgares en señal de apoyo y yo les saludo con la mano, mis abogados han sido implacables con el enemigo y yo no podría estar más feliz con ellos. Los testimonios de los testigos fue un movimiento tan bien calculado e inesperado que los abogados de Abraham y Katherine no esperaron, no supieron como reaccionar ante ello y se volvieron un manojo de nervios.

—No tengo palabras para describir el enorme agradecimiento que siento hacia ustedes por ser unos hombres y mujeres tan valientes y venir hoy a declarar hoy, siendo una pieza clave en este juicio que me dará toda la paz y tranquilidad que necesita mi vida, muchas gracias —todos me envuelven en un abrazo muy apretado, incluyendo al profesor Evans que se ofreció a venir a declarar cuando le comenté después de clases la semana pasada lo que había decidido hacer. Rompemos el abrazo y me acerco a mi equipo de abogados conformado por Andrew y el enviado por la putipágina, mientras se marchan los testigos—. Gracias a ustedes también por hacer tan magnifico trabajo hoy, fue tan increíble que casi me hacen chillar de la emoción desde mi asiento, son unos excelentes abogados y me siento tan orgullosa de contar con el acompañamiento legal de ustedes.

Los hombres frente a mí sonríen y estrechamos nuestras manos, definitivamente, la compenetración de estos abogados fue lo mejor que he podido ver mi vida, ni siquiera los juicios a los que asistido como pasante de algunos expertos en leyes se sintió como este.

—No nos des las gracias en este momento, dánosla cuando ganemos el juicio, porque tengo la total seguridad de que ganaremos. El juez asignó una segunda y última audiencia para dentro de quince días que será tan devastadora como la de hoy, ya tenemos todo preparado incluso hasta para si nos salen con una artimaña —es tanta la convicción con la que habla Marcus que no puedo hacer más que sonreír con amplitud y asentir—. Tienen las manos atadas y el argumento de ellos fue tan infantil y mediocre que el juez torcía los ojos con fastidio cada vez que bando contrario abría la boca.

Compartimos un breve abrazo y tomamos nuestras pertenencias, Andrew y Marcus se quedan charlando y yo me dirijo hacia el sitio en el que se encuentran mis seres queridos esperándome de pie, apenas estoy junto a ellos, me abrazan muy fuerte y dicen palabras de aliento.

Nunca imaginé que mis padres se tomarían tan bien todo cuando les hablé sobre la manera en la que obtengo dinero para pagar lo que no cubre mi beca y mis gastos, le agradezco a la vida el que me hayan dado unos padres con una mentalidad tan abierta para no juzgarme y señalarme cuando he hecho todo con el fin de salir adelante y ser alguien en la vida.

Aunque en un principio mi motivación para seguir haciendo esto era movida por la culpa, por creer que se lo debía a Alex, luego recapacité y me di cuenta que muchas cosas en mi vida estaban mal, como el hecho de sentirme culpable por su muerte y hacer las cosas creyendo que se las debía a mi amiga cuando desde un principio no debió ser así.

Sé que Alexandra Cox desde donde sea el lugar en el que esté viéndome, está muy orgullosa de la mujer en la que me he convertido, porque yo también lo estoy.

—Está demás decir que estamos muy orgullosos de ti y felices por cómo se desenvolvió el primer día del juicio, tu equipo de abogados trabajó de una manera tan feroz que hizo temblar de miedo a tus adversarios —comenta Brandon y me sonríe con calidez—. Para celebrar tan magnifico día, he decidido invitarlos a todos a almorzar, ¿les parece bien la idea?

El secreto de Coraline ©Where stories live. Discover now