Capítulo 2

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ATENCIÓN: LEER NOTA AL FINAL DEL CAPÍTULO.


Coraline Nowell.

Termino de colocar la peluca rosa en su lugar y reviso por última vez que el maquillaje de zombi sobre mi rostro y cuello esté perfecto, que la diminuta ropa íntima esté en su lugar y que la habitación no tenga ningún objeto personal a la vista, puta pero precavida.

Cambio las luces blancas por unas rojas, coloco los aros de luz en puntos estratégicos alrededor de la cama y sincronizo las cámaras con un diminuto control remoto, para cuando pulse en el botón para capturarlas, se tomen desde distintos ángulos.

«Luces, cámara, acción».

Me coloco de espaldas a la cámara y presiono el botón para grabar en cámara lenta y subo a gatas a la cama y me coloco de medio lado y aprieto uno de mis pechos, sonrío y le pongo fin a la grabación.

Automáticamente se envía a mis diez clientes exclusivos del perfil, junto con el mensaje « ¿Quieres jugar un rato conmigo?». Coloco distintos juguetes sexuales en la cama y me pongo en el mismo sitio que antes, con la única diferencia de que retrocedo un poco hasta quedar en el centro de la misma.

De mi portátil sale el inconfundible sonido de una caja registradora pasados cinco minutos y sé que los diez están en línea y han pagado por la sesión en vivo. Miro directamente a la cámara principal y sonrío, meto mi mano derecha dentro de la tanguita y me toco el clítoris y con la izquierda masajeo uno de mis senos.

Ya he hecho esto tantas veces, que en lugar de sentir vergüenza porque otros me estén viendo masturbarme y tocar mi cuerpo, me excita. Me excita saber que mi cuerpo causa reacciones en el de otros, hasta el punto de que se masturben por mí.

Mensaje de Jeff1995*: Naughty Kitten, ¿disfrutas esto?

Mi respuesta para Jeff1995* es esta, asiento y saco mi mano de la tanga y chupo dos dedos. Luego, con ambas manos desabrocho el sujetador y bajo con lentitud los tiros por mis brazos hasta dejar caer la prenda sobre la cama y mis senos quedar expuestos a sus miradas.

Llevo mis manos a ellos, pellizco mis pezones y seguidamente los acaricio, se siente tan bien esto. Toco mi cintura y piernas y vuelvo al dobladillo de la tanga de encaje, deslizándola con lentitud hacia abajo.

Termino de sacarla y me pongo de rodillas sobre la cama con las piernas abiertas. Tomo entre mis manos las abrazaderas para pezones vibratorias y me las coloco, agarro el consolador en forma de pene de dieciséis centímetros y diez velocidades, lo pongo en la cama y comienzo a montarlo como si de un hombre de carne y hueso se tratase.

A ellos les gusta que lo haga casi de inmediato después de comenzar la transmisión.

Mis clientes, de forma remota, le van subiendo gradualmente la velocidad al consolador y abrazaderas; haciéndome enloquecer de placer y sin importarme que Bastian, mi compañero de piso escuche -si es que no se ha ido de fiesta-, comienzo a gemir fuerte. Veo mi reflejo en el espejo de pared que está detrás de las cámaras, el consolador entrar y salir de mi vagina cuando me deslizo sobre él y mis pechos rebotar y siento como mi excitación crece.

Amo verme darme placer.

Aunque odie mi trabajo de prostituta webcam por los comentarios obscenos sobre mi cuerpo, disfruto masturbarme y correrme para desconocidos, ironías ¿no?

Tomo la fusta de cuero trenzado y golpeo con un poco de fuerza mis nalgas, pubis y senos. Siempre me ha gustado que me maltraten cuando tengo sexo con alguien, me pone muchísimo. Arqueo la espalda ligeramente y jalo mi cabello real, no la peluca y acelero el ritmo de mis caderas sobre el consolador.

El secreto de Coraline ©Where stories live. Discover now