Capítulo 37

156 14 1
                                    

CORALINE NOWELL.

Observo la cara de consternación de Abraham cuando el juez dicta el fallo, como si no pudiera creer que de verdad tiene que pagarme una cantidad exorbitante de dinero y otra a la putipágina al proclamarme a mí como ganadora del juicio, así como también cumplir una pena de cárcel de un año. Ojalá que sus amantes ancianas le hayan dado lo suficiente como para que pueda cancelarme mi dinero.

Katherine, por otro lado, luce serena al igual que la vez pasada, como si desde un principio hubiese sabido que perdería. Aparto la mirada de ese par y me centro en los dos hombres que hicieron esto posible de manera legal para celebrar con ellos que ganamos.

Maldición, ganamos.

Me siento tan eufórica, Dios. Abrazo a Andrew y a Marcus muy, pero muy fuerte al mismo tiempo y ellos hacen lo mismo. La fe que tuvieron desde un principio en que ganaríamos y lo bien que se prepararon fue lo que nos llevó a la victoria.

—Ahora sí puedo darles las gracias, ¿no? —digo en voz baja y siento como una lágrima rueda por mi mejilla derecha—. Les estaré eternamente agradecida por esto, no saben la paz y tranquilidad que sentí cuando la sentencia fue dictada y me declaraba ganadora del juicio, esto no pudo haber salido más perfecto.

No sé ni cómo sentirme de lo feliz que me siento, hay tantas emociones fluyendo dentro de mi ser que no puedo siquiera tomar una y aferrarme a ella. Le debo tanto a Bastian, sino fuera por él, hoy no estaría celebrando esta victoria junto al abogado que pagó para mí y el de la putipágina.

Mi novio es un ángel definitivamente, uno al que voy a recompensar esta noche.

—Esta victoria también es gracias a ti, tú fuiste quién preparó el esquema de cómo sería presentado el caso, cómo se introducirían los testigos, los artículos de la constitución y la ley «revenge porn» al ser nuestro Estado el primero de los Estados Unidos en aprobarla y en cómo sería una vergüenza para nosotros que un abusador como él se saliera con las suyas —comenta Andrew con tanta emoción y estrecha la mano de Marcus con efusividad—. También te doy las gracias a ti, Marcus, fuiste un factor sorpresa y muy determinante en esto al conocer perfectamente bien el funcionamiento de dicha página y el acuerdo de confidencialidad que firma el usuario con ustedes.

Marcus observa a Andrew con admiración, como si fuese para él la cosa más maravillosa del mundo que mi abogado lo alague y lo entiendo, es un experto en leyes algo famosillo en Los Ángeles al nunca perder un caso y si lo hace, consigue que el juez ordene que sea reabierto.

—Me siento muy honrado por haber tenido la oportunidad de trabajar con ustedes, un abogado muy reconocido en nuestro mundillo y una excelente estudiante de Derecho que hizo prácticamente todo el trabajo de nosotros, ya que lo que hicimos fue pulir algunos detalles que se le escaparon, señorita Nowell —siento mi pecho hincharse de orgullo al escuchar como también Marcus opina lo mismo que Andrew, confirmándome por enésima vez que soy muy buena en esto.

Nos abrazamos una vez más y nos alejamos cuando vemos al juez bajar del estrado y acercarse a nosotros sonriéndonos con amplitud, estrechando nuestras manos e ignorando a la parte perdedora.

—Felicidades, señorita Nowell, lamento todas las situaciones por las que tuvo que pasar, esperamos que el resultado del juicio le otorgue una nueva oportunidad —asiento, sonriéndole. Aparta la mirada de mí y la centra en Andrew, su amigo y ambos se alejan de nosotros para charlar.

Miro hacia el lugar en el que se encuentra de pie mi familia junto a mi novio y Brandon, el hijo de cariño de mis padres. Veo un brillo de suficiencia en la mirada de Bastian, porque él desde un principio me había dicho que ganaríamos, así como también me mira con amor.

El secreto de Coraline ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora