Capítulo 10

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Coraline Nowell.


—Vamos, Coraline, tú puedes hacerlo —murmuro dándome valor, detengo mi caminata y abro con lentitud mi ojo derecho, mientras que el izquierdo lo mantengo cerrado.

Me acerco casi dando pasitos de bebés a mi escritorio y tomo asiento frente a mi portátil, muevo el cursor en la pantalla y hago clic en «Iniciar show en vivo», respiro profundo y sonrío ampliamente cuando escucho el inconfundible sonido de la caja registradora al pagar por la transmisión las veinte personas que decidí que participaran hoy.

Hoy voy a hacer algo diferente, no llevo un maquillaje de esos que me dejan irreconocible, en su lugar, un antifaz cubre la mitad de mi rostro. Toco con coquetería las puntas del cabello de mi peluca rojo fantasía y comienzo a leer los comentarios sobre lo bien que me sienta el color rojo tanto en mi cabellera como en mis labios y sonrío.

«Luces, cámara y acción», repito en mi mente como cada vez que voy a vender mi cuerpo a un montón de pervertidos por internet, me pongo de pie y camino con sensualidad hasta mi cama y tomo asiento en el borde.

«Ya es hora de iniciar con esto, Coraline, no atrases más lo inevitable que necesitamos el dinero».

—Esta noche quiero hacer algo diferente y para ello necesito la ayuda de ustedes, ¿les parece bien? —Digo con una seguridad en mi voz que no poseo, tengo miedo, es la primera vez que ven tanto de mi rostro y que escuchan mi voz, ya que con normalidad voy directamente a lo que ellos quieren.

MateoOnFire: Kitten, estoy dispuesto a todo con tal de verte.

Keany3312: Tú dinos y haremos lo que nos pidas.

Jeff1995*: He esperado tanto tiempo escuchar tu voz y es jodidamente sensual tal y como la imaginé, me encantas nena. Haré lo que quieras con tal de verte y escuchar tus gemidos.

Sonrío al leer el tercer comentario y guiño un ojo a la cámara, ya se había tardado mucho Jeff en comentar, siempre es el primero en pagar la sesión y comentar, no leo el resto de comentarios porque ya sé que ellos están de acuerdo en hacer de este show algo diferente.

—Me gustaría complacerlos esta noche y que ustedes sean los que decidan qué es lo que voy a hacer —cruzo mis piernas y las acaricio con lentitud mientras espero que respondan—. Aclararé algo antes, está prohibido pedir que me quite el antifaz porque no lo haré sean cuales sean las circunstancias.

Leo los comentarios y subo a gatas a la cama sabiendo ya lo que desean. Pongo a reproducir la playlist que preparé hace algunas horas para este momento y comienza a sonar Sex on Fire de Kings of Leon, aprieto mis pechos y juego un poco con los pezones, acariciándolos de forma circular y pellizcándolos.

No me puse sujetador, ¿para qué? Si de todas formas iba a quitármelo.

Bajo con sosiego mis manos sobre mi abdomen y juego con el dobladillo de mi tanga de encaje, la deslizo con lentitud por mis piernas hasta quedar fuera de mi cuerpo.

Recorro centímetro a centímetro mi piel como ellos lo pidieron, me gusta esto de hacer lo otros me digan, se siente diferente. Observo mi cuerpo en el enorme espejo frente a mí y le doy la espalda a la cámara, me pongo en cuatro y tomo el dilatador anal con cola de zorro que previamente ya había untado con lubricante y lo introduzco en mi ano.

Estando en esa misma posición, pongo un consolador automático en la cama y lo introduzco apenas un poco en mi vagina, hago lo mismo un par de veces más hasta sentir como me voy excitando de apoco y miro hacia la cámara que está a mi derecha mientras que otra graba desde atrás.

El secreto de Coraline ©Where stories live. Discover now