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La mañana llegó, y el sonido de movimientos y pisadas lo alertó haciendo que se despertara. Se reacomodó sobre la cama y se talló lo ojos. Su cuerpo le dolía, estaba desnudo y un sinfín de marcas de amor surcaban por su cuello, hombros y pecho.

Miró al hombre que iba y venía de un lado a otro de la habitación. Estaba usando un traje color azul marino y una camisa blanca pulcramente arreglada, su cabello rubio peinado totalmente hacia atrás le confería fiereza y seguridad. De pronto, los ojos caramelo se posaron en él.

—Buenos días, ¿todo bien?

Félix lo miró con poca gracia. Por supuesto que no estaba bien. La noche anterior cuando llegaron al apartamento, Hyunjin llevó a Lee Know a la habitación de huéspedes y le indicó que esperara en su habitación. Él, como omega no podía solucionar nada y probablemente lo empeoraría, porque lo cierta era, que Minho había entrado en una especie de celo espasmódico que lo hacía alucinar; inclusive su omega se vio claramente afectado por las feromonas cítricas que inundaban toda la pieza.

Hyunjin se hizo cargo de las heridas del otro alfa —las cuales eran superficiales— lo metió a la ducha y le inyectó uno de sus supresores. Le preocupó ver como el rostro y el cuerpo de su amigo parecía sufrir en demasía, él mismo había pasado por esa situación, sabía que su celo no era normal y que toda esta repentina situación, era el resultado de haberse encontrado frente a frente con su destino.

Cuando hubo terminado lo dejó un tanto adormilado y se marchó a su propia habitación, donde un omega sonrojado esperaba impacientemente. Un omega bello y con pupilas dilatas, Hyunjin era de las pocas personas que podían percibir aún el aroma de Félix, el cual tenía sus piernas bastante cerradas a causa de las feromonas de alfa que se paseaban por todo el hogar.

El alfa lo estudió en silencio mientras cerraba la puerta de su pieza. En esos momentos Félix lucía tan endemoniadamente excitante, era como una pequeña gacela expidiendo olor a carne fresca y lista para llevarse a la boca, y Hyunjin, bueno Jinnie era un lobo hambriento el cual babeaba ante dicha criatura.

Cuando lo tomó Félix luchó un poco para no verse presa del él, pero no tuvo éxito. Al poco rato ya se encontraba enredado entre sus piernas, besando y mordiendo las clavículas del mayor.

Cuando Yongbok tenía sexo con Hyunjin, su omega parecía despertar de un letárgico sueño, se estiraba y cual gato salvaje se acicalaba para recibir las feromonas alucinantes del alfa, las cuales le concedían un poco de estabilidad.

—Quédate quieto —ordenó Hyunjin mientras se acomodaba entre las piernas del más joven.

El lubricante natural del chico ayudó a que Yongbok estuviera listo a la brevedad; y cuando esto fue así, Hyunjin se hundió en él una y otra vez, haciendo que ambas bestias se reconocieran.

Decir que tuvieron sexo una o inclusive dos veces, sería una gran mentira. Habían pasado toda la noche revolcándose. A Hyunjin le gustaba joder demasiado con Félix, para el omega era maso menos igual, aunque un tanto asqueroso si partía de la idea de que el alfa era el predestinado de su hermano muerto.

—¿Cómo está Minho? —preguntó Félix mientras se ponía de pie con un poco de dificultad.

Hyunjin se recargó en el tocador detrás de él y observó el cuerpo desnudo del contrario. Las muchas marcas hechas por él mismo lo hacían sentir extrañamente bien.

—Está bien. Considerando la situación, el hecho de que no colapse ya es ganancia. ¿Sabes lo que ocurrió, verdad?

Félix asintió con la cabeza mientras buscaba algo en la mesita de noche que estaba junto a la cama. Cuando lo hubo hallado, sacó la caja metálica y suspiró pesadamente.

【Paraísos artificiales】Where stories live. Discover now