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ℕ𝕠𝕥𝕒 𝕕𝕖 𝕒𝕦𝕥𝕠𝕣: Favor de leer con calma.  Y si tienen alguna duda, lxs leo en los comentarios. 

Residencia Lee.

El olor agrio y putrefacto se elevó de los suelos como una especie de alma navegante. Christopher tuvo arcadas, se removió inquieto sobre su asiento y. Los dos frente a él seguían hablando y mimándose mutuamente.

—¿Esta es la suya? —preguntó la omega mientras sopesaba una katana.

Lee Baek asintió de forma gustosa y se sentó sobre su escritorio, donde yacía el cráneo con los ojos hundidos de Junno, la sangre ahora espesa goteó lentamente formando una especie de charco en el suelo, ninguno de los dos reparó en ello. Ángela observaba el filo de aquel sable, después hizo alguna posición de espadachín que él desconocía, elevó su voz con un fuerte "Ah" y apuntó al cuerpo sin vida al lado de ella. Volvió hacer lo mismo una o dos veces más.

—Es muy ligera.

—Jeongin la amaba. Cuando supo que él era llamado zorro de invierno en su juventud se emocionó tanto que pasó horas, días, meses —sonrió con el perfil bajo—... años, perfeccionando la técnica de su padre.

La pelirroja sopesó de nuevo el arma samurai, comparó la propia y al final se la devolvió a su dueño actual. Lee Baek lucía bastante cansado, pero con semblante alegre, abrazó un par de veces más a la chica y cuando la burbuja se rompió por el chillido hiriente de Berry, ambos se volvieron para hablar con el alfa herido.

—Oh... lo siento tanto —El omega dominante atravesó todo el salón situándose frente a Bang Chan y su can herido— ¿Qué le sucedió?

—Uno de los matones del hijo Kim la hirió —alcanzó a decir su cuñada.

Baek en cuclillas acarició un par de veces a la perrita, después volvió el rostro al alfa el cual lo estudiaba en silencio sin saber que decir, o inclusive que pensar sobre lo que estaba sucediendo en ese momento.

—Déjame ver el golpe —Ya de pie, se inclinó un poco ante él y rebuscó la herida la cual sangraba poco, alrededor de esta había sangre coagulada, sabía que si removía mucho el lugar un nuevo borbotón de sangre saldría en forma de cascada—. El doctor llegará pronto, querido.

—Se llevaron a Félix —anunció.

—Cómo es de esperarse. —Su rostro no expresó ninguna emoción. Se limitó a erguirse y observar todo el desastre en su oficina. Su alfombra Persia —una de las más queridas— estaba estropeada, bufó ante la tristeza de tener que deshacerse de ella. Sus movimientos eran ligeros pero muy rápidos, llegó en pocos pasos hasta el cuerpo sin vida de su guardaespaldas.

—Larguémonos de aquí. Ángela, lleva a Bang Chan al salón principal, ahí están los demás. Subiré a cambiarme de ropa. —expresó sin quitarle la mirada al cuerpo acéfalo en el suelo. La chica asintió y se acercó al alfa el cual también miró lo que quedaba de Junno. Esta se percató de la forma en que Chan tenía uno de sus ojos cerrados.

—¿aún no puedes ver?

Negó y con su ayuda se puso nuevamente de pie. El dolor en la parte superior de su cuerpo no aminoraba, ahora, a tal punto de sentirse mareado, se sostuvo de la chica sintiéndose lábil.

—No te apures —atinó está sosteniendo el peso de su cuerpo sobre ella misma.

Su cabeza era un torbellino de preguntas, preocupaciones y demasiados miedos. ¿Quiénes eran ellos exactamente? ¿Por qué la Lee Baek no parecía estar muy sorprendido por los recientes acontecimientos, y por qué mierda había asesinado a su hombre más leal? ¿Quiénes eran los demás? No quería pensar, sus ideas eran cada vez más difusas, más lentas, desaparecían como si fuesen una especie de fina tela rasgándose. Fue cuando se dio cuenta de que estaba mal, deseaba con ansias cerrar los ojos para descansar y quizás perderse en el abismo.

【Paraísos artificiales】Where stories live. Discover now