↫ 𝟭𝟴 ↬

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Las semanas pasaron una tras otra. El piso perteneciente a la farmacéutica Lee estuvo tan ocupado que hubo días en que los empleados durmieron en la oficina.

Félix en conjunto con Bang Chan habían firmado cuatro contratos para comenzar a comercializar en Asia occidental y el suroeste de Europa, los lotes del ahora famoso inhibidor serían enviados a finales de semana a todas las farmacias y tiendas departamentales del viejo continente.

El padre de Félix estaba extasiado por el éxito, lo invitó dos veces a cenar, sin embargo, su hijo se jactó de tener demasiado trabajo, tanto que una cena con su progenitor era imposible. Mentira, él no quería ver a su padre, en realidad no quería ver a nadie.

Hyunjin viajó dos veces más a Busan a recibir otro cargamento, él y Minnie estaban tratando de contrabandear la mayor cantidad posible de armas, sabían que un negocio tan grande como ese corría el riesgo de ser interceptado por la policía en cualquier momento, por lo que debían ser rápidos si querían lograr asegurar todo el cargamento.

Hyunjin pocas veces dormía en casa, después de lo ocurrido con Yongbok verlo a la cara le procuraba vergüenza. Desafortunadamente su bestia interna empezó a flaquear, al punto de tener que inyectarse dos veces al día su medicamento.

Cuando ambos estaban en casa hablaban poco, y a pesar de que el alfa tenía la necesidad física de abrazarlo y estrujarlo, no lo hizo. Soportó la carga en soledad, le cedió su habitación, y se recluyó en el cuarto de visitas.

El peso de saberse un desgraciado capaz de abusar de un omega lo consumió, él no era así, Innie le enseñó a ser paciente, a no perder el control. Él estuvo presente cuando las cosas se complicaron para el rubio, él al igual que Minho e Innie fueron espectadores del demonio sucio y violento en que se convirtió Yongbok.

—¿Necesita algo más? —Oliver estaba de pie frente al gran escritorio.

Félix negó con la cabeza y siguió enviando correos, al igual que revisando los reportes que las demás personas a su cargo le enviaban todo el día.

Tenía hambre, miró su reloj y descubrió que aún era temprano. Así que dejó todo lo que estaba haciendo y bajó hasta el restaurante para desayunar. Todos los días preguntaba si el menú incluía un desayuno americano o quizás francés, pero las respuestas siempre eran negativas.

—Estúpido alfa... —susurró mientras salía del gran restaurante.

Pensó entonces que ya que el trabajo estaba en suma avanzando podría salir a desayunar fuera, tomó su celular, abrió su KaKao Talk y buscó el número de su hyung:

"Eo... vayamos a desayunar"

8:50

Nasty hyung.

¿Dónde estás?

8:52

"En la oficina. ¿Vendrás?"

8:52

Nasty hyung.

De acuerdo, llegaré pronto.

8:53

Félix cerró la aplicación y salió al vestíbulo del gran edificio. Afuera todavía hacía frio, el verano estaba por concluir, así que ya se podían ver numerosas personas cubiertas de pies a cabeza con abrigo y cazadora. Félix observó todo esto mientras fumaba de su cigarro. El valet parking preguntó si deseaba el suyo, él negó y siguió fumando.

【Paraísos artificiales】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora