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Un sueño recurrente...

Había botellas de Bourbon vacías y rotas en el salón. En aquella época su padre aún no había encontrado la dosis perfecta para contrarrestar los síntomas de no estar con Kang Dae.

Los ojos grises del alfa lo asediaban día y noche haciendo que los vellos de su piel se crisparan y un fino sudor bañara su frente todo tiempo. Tenía frío, nadie sabía que ser un omega abandonado procuraba mucha frialdad.

Para ese entonces habían pasado 3 años y múltiples intentos de suicidio. Félix no generaba nada bueno a su alrededor, demasiados problemas innecesarios para el Blue hat, inclusive una vez robó el cargamento de cocaína de un familia contraría. La mochila que hurtó estaba llena de pequeñas bolsas de cocaína, anfetaminas y miles de millones de wones.

Félix consumió solo un poco del contenido, lo demás, lo desechó en el mar. Lo arrojó tan lejos que en un segundo la bolsa que valía una fortuna quedó reducida a nada. La organización contraria lo encontró y lo arrastraron hasta la cabecilla del grupo, recibió una severa golpiza; sin embargo, cuando pronunció el nombre de su familia los golpes se detuvieron, ellos sabían que habían cometido un gran error.

Fue así como una guerrilla de distritos inició, haciendo que muchos subordinados fallecieran en manos de balas del grupo opuesto. El Blue hat despreció aún más a Yongbok, degradándolo y prohibiéndole la entrada al gran pabellón familiar.

Félix tenía restringida la salida de la mansión Lee, su padre lo amedrentó de forma violenta y dispuso su cuidado a sus subordinados, quienes lo maltrataban y hostigaban. Él estaba meramente solo, sus crisis de dolor lo golpeaban cada dos o tres días y él tenía que pasar todo este vértigo interno en soledad.

No hace mucho, Jeongin y Hyunjin se habían comprometido por lo que ahora vivían juntos en un apartamento, obsequio del jefe de la familia. Aun así, Jeongin visitaba a su hermano mayor tantas veces como le fuera posible.

Temprano ese día, Innie dijo que pasaría a verlo un rato. Un rato breve puesto que tenía una cena con Hyunjin, le dijo que tenía una noticia importante que darle. Yongbok, pensando que era algo relacionado con el negocio familiar, le restó importancia.

Se ahogó en alcohol. Su padre tenía reunión familiar así que no había mucha gente en casa; tan solo unos matones de pie frente a la puerta del estudio del jefe Lee.

Una música decadente y vacilante navegaba por todo el recinto. Félix estaba acostado sobre su espalda mientras seguían bebiendo Bourbon desmesuradamente, su visión ya era nula y el creciente dolor de su vínculo se había adormecido un poco.

El arma a su derecha yacía sobre el frio suelo. Chet Baker colisionaba los mundos con su trompeta, en ese momento Félix se sintió vació. Alguna vez pensó que amar sería de las cosas más limpias en todo el universo, no obstante, ahora algo como eso nunca le pasaría a él, nunca podría experimentar el desmesurado sentimiento de abrazar a alguien con el alma; y esa tarde, eso lo jodió demasiado.

Particularmente no era una persona que pensara demasiado en el amor. Para él, ver feliz a Jeongin junto con Jinnie equivalía a conocer el amor; para él, salir de tragos con Minho mientras hablaban de los sueños futuros era conoce el amor. No las caricias reciprocas con un alfa... eso jamás le interesó.

Pero escuchando a estos excelsos músicos, que sin letra en sus canciones podían demostrar lo enamorado que estaban de esas jóvenes negras que sonreían abajo en el escenario; la mirada colmada de amor y pasión, todo eso era algo que él jamás conocería. Su marca era una especie de maldición y estaba cansado de dicha maldición, porque todos los seres humanos en algún momento tienden a cansarse de su mala suerte.

【Paraísos artificiales】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora