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Este capítulo fue brevemente editado el 26/11/2023. Sus cambios no afectan al curso de a historia. 

—¿En qué momento te hiciste adicto a esas cosas? —Lee Know miró con cierto desagrado a su amigo.

—¿Mhn?

La boca de Yongbok estaba llena de una enorme hamburguesa doble queso. Algunas papas fritas esperaban a que sus dientes molieran la carne para poder ser engullidas por su boca. Minho aún lo veía de forma extraña, preguntándose como un tipo tan delgado y pequeño podía ingerir gran cantidad de comida, sobre todo comida procesada.

Habían llegado a casa de su hyung hacía dos horas. Félix lo obligó a detenerse en un McDonald's para comprar chatarra, se excusó con la idea de no haber comido nada en varios días, y que extrañaba el sabor grasoso de las hamburguesas. Manipuló al mayor para que este le comprara al menos 3 paquetes de comida rápida.

—Cuando iba a la universidad en Nueva York, a veces tenía tanta tarea que solo comía esto —dijo el rubio mientras se chupaba los dedos.

—No deberías de comer esas mierdas.

—Cállate. ¿Qué más da lo que como? Es solo comida.

Minho hizo un mohín y se levantó del banco frente a la encimera. Dejó a Félix solo mientras devoraba aquella asquerosa comida. Fue a su habitación y limpió todo el desastre de los días anteriores.

El tipo se recriminó gran tiempo por lo hecho con su predestinado. Él no era así, pero el deseo de correrse en su espalda era tan jodidamente enervante, que su consciencia se fue a la mierda. Ese día, dejó al chico en su apartamento; no dijo nada más. ¿Qué podría decirle? Era verdad cuando decía que no quería estar con él. Sí, su bestia lo necesitaba y pedía por más, pero su parte humana no estaba preparada para hacerse cargo de alguien más que no fuera él.

Después de acomodar un poco se sentó en su cama, enseguida Dori se subió al colchón y se acomodó entre sus piernas,

. dejó caer su cuerpo sobre el colchón y cerró los ojos. No había dormido bien lo últimos días por la preocupación y la ansiedad de no saber que pasaba con su mejor amigo. Así que de a poco fue cerrando los ojos hasta que cayó en un vórtice de sueños, donde el protagonista de estos fue el chico de mejillas rechonchas.

Cuando abrió de nuevo los ojos, lo primero que vio fue el techo de su habitación. Enseguida escuchó algo conocido, se puso de pie vertiginosamente haciendo que su mascota se asustara y saliera corriendo de la habitación.

Los acordes de una guitarra rasgaban las entrañas de su alma, de su pasado. Parecía que había pasado toda una vida sin escuchar la peculiar tonada, se puso de pie y salió de su alcoba. Casi frente a su puerta había otra puerta, la cual conducía a su pequeño estudio; se asomó por la hendidura de la entrada medio abierta y vio algo que no veía desde hacía más de 6 años.

Yongbok sostenía la Gibson que le habían regalado Innie y Hyunjin cuando cumplió 18 años. Su mandíbula estaba tensa mientras tocaba con fervor las cuerdas de la guitarra, de vez en cuando, encorvaba un poco su cuerpo hacía enfrente o hacía atrás según la intensidad de la melodía. Lo miró tanto como pudo, sus manos aún se movían dócilmente recreando sonidos alucinantes; el pequeño omega no había perdido el toque, y eso le agradó. Estaba emocionado y feliz, o al menos hasta que se centró en la mirada del chico.

Félix lloraba amargamente mientras deslizaba sus dedos por los finos y tensos hilos. Enseguida Minho sintió su corazón achicarse, la escena en realidad más allá de ser un hermoso espectáculo, era como el último intento de un dragón aferrándose a las paredes sobre un enorme lago de lava. Parecía que estaba muriendo, sus alas se quemaban gradualmente, mientras sus chillidos podían escucharse a muchos kilómetros. El joven dragón se estaba extinguiendo.

【Paraísos artificiales】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora