↫ 𝟯𝟱 ↬

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—Quiero follarte todo el fin de semana. —susurra Christopher en el oído contrario.

Y tanto la acción como las palabras lo hacen tiritar.

—Entonces hazlo...

Bang Chan se alejó un poco de Félix, sus pupilas estaban hechas de un frágil cristal y un calor se comenzó a extender desde sus mejillas, cruzando sus oídos y descendiendo por su espina dorsal. El chico frente a él lo miró coqueto y con belfos húmedos, pasó su lengua por ellos saboreando así el sabor amargo de la cerveza y el aroma dulce del alfa.

¿Acaso era que la hoja verde había derretido la barrera que existe entre lo palpable y lo que no lo era?

El alfa se impacientó y avanzó de nuevo apoderándose de los labios contrarios, el cuello de Félix se tensó ante tal recibimiento, pronto ambos fueron una marea de rocas volcánicas fluyendo marea abajo.

En cada beso el calor que emanaba de ambos cuerpos se evaporaba y calentaba cada vez más la habitación. Yongbok aún estaba recargado en la pared, él llevó su lengua dentro de la cavidad contraría, sintió que realmente necesitaba el contacto con el alfa frente a él; así que rodeó su cuello con ambos brazos extendiendo de esa manera el beso.

Unió aún más sus extremidades sintiendo la dura erección de Bang Chan en su vientre bajo, esto lo hizo tiritar y morder los labios del alfa con violencia. Chris, ante el dolor quiso alejarse de su cuerpo, pero el omega lo impidió, él era como la fatal medusa seduciendo y aniquilando a sus víctimas.

Las feromonas acarameladas de Félix hacían estragos su interior, salivaba más de lo normal y su temperatura subía vertiginosamente. Él en realidad era como un cánido gris en pleno celo, abandonó los labios del de pecas para intentar respirar, entonces este rio como un pequeño explorador ganando una nueva insignia.

—¿Qué sucede? —preguntó aún recargado en la pared.

Christopher se sacó su playera oscura y al hacerlo los ojos contrarios navegaron por todo su torso. El omega recordó enseguida la manera en que mordisqueó todo el músculo lateral del CEO hacía algunos meses.

—Ven. —musitó.

El alfa negó y sonrió malicioso. Él se pasó la lengua por sus labios, ¿qué le pasaba a este tipo, qué acaso no quería follarlo?

—Quítate la ropa. —ordenó con voz profunda el mayor de ambos.

Y Félix enarcó una ceja y rio bajito. No lo pensó mucho, complacería a Bang Chan y al él mismo; se quitó su playera húmeda y la arrojó a un lado, estaba por desabrocharse su pantalón cuando Bang Chan lo tomó sorpresivamente. La lengua traviesa del alfa lamió desde su clavícula hasta su ombligo, y así fue como pequeños jadeos profundos nacieron de su garganta.

El alfa mordisqueó las costillas, y los pezones erectos del omega. Las feromonas de ambos eran una turbulenta catarsis, Félix no era consciente de esto, pero Bang Chan estaba a un paso del precipicio; de repente, el alfa abrió su pantalón y sacó su falo llenó de humedad.

—Yo... —Intentó decir Félix pero la palabra se quedó a la mitad cuando su punta fue rozada por los dedos agiles del de hoyuelos.

Una de las manos del alfa perfilaba el pene erecto y rojizo de Yongbok, mientras que con la otra bajaba la parte trasera de los vaqueros dejando al aire el reluciente y esponjoso trasero del omega. Entonces, se arrodilló ante él y el que se deshacía en gemidos miró hacia abajo encontrando la mirada obtusa y dañada del alfa.

—Tócate... —pidió.

Yongbok no supo que mierda hacer. Tenía al alfa a sus pies, sus mejillas estaban realmente rojas y una fina capa de sudor relucía en todo su cuerpo.

【Paraísos artificiales】Where stories live. Discover now