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"¿Sabes qué es esto? ¡Esto es el infierno! Hace demasiado calor."

"Mamá... ¿Me compras un TimTam?"

"Nos vemos a las 3:00 de la tarde en la oficina, ¿ok?"

"Pasajeros con destino a Washington DC, favor de abordar por la puerta lateral número 4"

Demasiadas voces, demasiados rostros y si miraba más allá de los grandes cristales, podía ver el sol matutino que parecía escocer a toda la ciudad bajo sus enormes fauces. ¿Cómo puede haber dos climas tan diferentes en el mismo hemisferio del planeta?

Él aún estaba dentro de la sala de espera, con el aire acondicionado chocando en su nuca y con las mangas de su sweater cubriendo sus frágiles manos. Bang Chan se había apartado de él con el pretexto de ir a rentar un automóvil, él entró al sanitario con su pequeña maleta de mano, tomó su medicamento y lo inyectó en la misma zona igual que cada mañana.

Después salió de nuevo y tomó asiento en el mismo lugar donde lo había dejado el alfa. Se sentía muy estúpido, literalmente cuando estaban en el puente conector miró fijamente a Christopher, el alfa ladeó un poco la cabeza y pareció entender que estaba hecho un mar de nervios; así que, regresó hasta donde él se encontraba lo hiló un poco hacía la derecha para que los demás pasajeros pudiesen seguir con su camino, y después le preguntó si estaba bien.

Él tragó saliva y fingiendo un poco, sonrió... ¡qué gran mentira! Al final, Bang Chan lo miró con demasiada seriedad, en sus ojos se perfilaba una seguridad impresionante, dicha seguridad hizo que su omega se sintiera menos cohibido. El alfa le sonrió y le tendió su mano, él la tomó y fue solo así como pudo cruzar los 10 metros que iban del avión al aeropuerto.

Después el alfa lo ayudó a sentarse en la gran sala de espera. Pidió sus papales para traer sus pertenencias y ahora... ahora tenía algún tiempo esperando a que Bang Chan regresara. Félix mordió primero sus uñas y cuando eso ya no le bastó empezó con la parte interna de sus mejillas, el sabor a sangre se impregnó rápido en su lengua.

Miraba hacia todas y a ninguna parte. Sacó su celular y envió mensajes a su hyung avisando que habían aterrizado. Metió la mano en su bolsillo y tentó la llave que su padre le había enviado con Oliver, él tenía sospechas... pero creer en ellas era volcarse en algo tan ajeno a él como lo era la esperanza.

Suspiró pesadamente y siguió mirando como los transeúntes iban y venían por doquier. Disfrutó de escuchar el divertido acento de los australianos, rio bajito poniendo su mano sobre su boca para no ofender a nadie.

-¿Qué es tan divertido? -De pronto, Bang Chan se sentó a su lado.

-¿Ah? Oh, bueno... su acento.

-Es como el nuestro. -El alfa se irguió un momento y comenzó a acomodar los papeles recargados en sus piernas.

Félix no dijo nada, tan solo se dedicó a mirar sus movimientos. Y tan pronto como el alfa terminó de acomodar los papeles lo volvió a mirar.

-¿Nos vamos?

-Sí -contestó mientras se ponía de pie.

Él tomó su maleta y siguió a Christopher en silencio. El alfa llevaba dos grandes maletas, arrastraba una a cada mano y de vez en vez volteaba para asegurarse de que él estuviera aún detrás suyo.

Cruzar por las puertas corredizas del aeropuerto fue una mezcla de emociones que subieron por su esófago y que no pudieron llegar a su garganta, estas explotaron a la altura de su esternón, haciendo que todo girara momentáneamente para él.

【Paraísos artificiales】Where stories live. Discover now