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Como era de esperarse, Félix miraba por la ventana pensando los acontecimientos recientes. Destrozaba su mejilla interna mientras pensaba en todo lo que estaba sucediendo, volteó su cabeza para mirar al alfa quien hablaba por teléfono con su padre, sus manos estaban entrelazadas mientras Christopher le explicaba al Sr. Bang los detalles del cierre de contrato.

—En cuanto pueda iré a la oficina para entregarte los papeles —dijo el CEO Bang—. De acuerdo, saludos a mamá. —Después de esto colgó su llamada y buscó la mirada frágil del omega.

—¿Qué sucede?

—¿Sabes que soy yo? —preguntó un Félix perdido aún en la ventana. Al instante, recogió su mano separándose de Bang Chan.

—Ven, acércate. —ordenó el alfa.

Al principio Félix se mantuvo reticente, lo miró de soslayo un segundo, pero después deslizó su cuerpo por el asiento de piel para quedar junto a Bang Chan.

—¿Qué soy Chris?

—Sabemos que eres un gatito enojón. —espetó.

—No juegos, ¿Qué soy?

Entonces, el alfa se dio cuenta de hacia dónde iba dirigida la conversación. Carraspeó un poco, haciendo que Félix lo mirara severo.

—Veamos. Eres el hijo mayor de un poderoso capo de la mafia coreana.

—¿Qué más?

—Eres un omega dominante.

El omega frunció el ceño dándole a entender que necesitaba más.

—Eres integrante de una organización delictiva.

—Vamos, no me jodas.

El ambiente en la camioneta se volvió más denso. Bang Chan no quería decir más, así que bajó la cabeza y miró los muslos de Félix en silencio por un buen tiempo.

—¿Qué más Christopher?

—¿Por qué quieres que lo diga? —Él estiró su mano tratando de tomar la contraria, pero Félix la alejó y fingió morderse las uñas.

—Quiero saber si eres consciente.

—Lo soy.

—Entonces dilo.

Su mirada estaba sacudida en nostalgia, sus feromonas se tornaron molestias para el pequeño omega que yacía a su lado, sin embargo, este fingió no darse cuenta.

—Has sido marcado por un alfa. Él abusó de ti. —Arcadas subieron por su esófago. Se inclinó un poco hacia enfrente.

Félix asintió brevemente y después preguntó:

—¿Qué más?

El alfa se reacomodó de nuevo y se alejó un par de centímetros de él. Arrugó el entrecejo.

—¿Por qué haces esto?

—Ya lo dije.

El de hoyuelos se mordisqueó el labio y lo miró con suplicio, entonces Félix asintió de forma expectante.

—Tú, tú mataste accidentalmente al predestinado de Hyunjin, o sea... a tu hermano. —apretó su mandíbula cuando acabó de hablar.

—¿Sabes lo que eso significa?

—Lo sé. —concluyó Christopher.

—Si lo sabes —el giró su cuerpo un poco—, ¿por qué estamos haciendo esto? —Sus fanales se llenaron de lágrimas en un segundo, siguió hablando— Yo no puedo ofrecerte nada, lo cierto es, que yo no tengo otra escapatoria que morir.

【Paraísos artificiales】Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz