↫ 𝟏𝟎 ↬

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El fin de semana pasó de forma rápida y despejada. Hyunjin y Félix no durmieron en su apartamento, sino en un hotel de lujo apartado de la gran ciudad. El omega lloró tanto y tan amargamente que cuando se quedó dormido aún se le podía escuchar sollozar.

Por otro lado Hyunjin se deshizo de su corbata y se acomodó en el sillón frente a la cama donde había depositado a Yongbok. Lo miró fijamente y rememoró una a una las veces en que él había tenido ese tipo de colapsos.

A lo largo de toda su relación habían sido pocas las veces en que Félix caía en una especie de vórtice del que parecía volver muy cansado y dócil. Hyunjin no sabía cuánto tiempo más iban a durar así, su alfa podía sentir que la condición en la que se encontraba el pequeño omega era sumamente crítica, y por ende su alfa también estaba siendo afectado.

Lo observó por bastante tiempo hasta que se quedó profundamente dormido.


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—¿Dónde estabas? Junno esperó mucho tiempo por ti hasta que Minho bajó diciendo que ni tú ni Hyunjin se encontraban en casa.

El lunes había llegado y tal como el Sr. Lee había pedido, Félix se encontraba sentado sobre una camilla. Su padre llevaba puesta una bata de médico —sin ser uno— y parecía muy comprometido con todo lo que hacía.

—Recuéstate —pidió.

Félix frunció la boca pero no hizo amago por hacer algo que hiciera enfadar a su progenitor. En realidad estaba cansado de tanto estrés físico y mental; y aunque había dormido bastante, aún se sentía como si hubiera sido atropellado recientemente por un autobús.

Escuchar el apellido del hombre que le destruyó la vida lo hizo sumirse en una especie de depresión como la que tuvo en un principio. Le dolían muchas cosas —aparte de lo obvio—, entre ellas, saber que el desgraciado nunca pagó por lo hecho ¿y por qué no había pagado?

El hijo de puta huyó de Seúl tan pronto como supo que Félix era miembro de la mafia. También estaba el hecho de que el Sr. Lee fue comprado por el padre de su abusador. La familia Kang fue quien le dio el último empujón al Sr. Lee para que este pudiera convertir su empresa en el magno imperio que era hoy en día.

¿Cómo Félix podía luchar contra eso? El sueño de su padre: "Ningún omega volverá a ser presa" estaba tatuado en su piel. No obstante, su hijo era la presa original para mantener todo su emporio con vida. Félix era presa de su vínculo, era presa de Hyunjin... Félix era presa de su familia y de sus propios errores.

—Descúbrete el vientre —ordenó su padre.

No hacía mucho le habían sacado alrededor de cuatro tubos de sangre para estudiar el estado actual de su omega. Félix descubrió su vientre y miró enajenado al techo, como si en este estuviera la respuesta a su calvario.

Su padre tocó la marca hecha por el hijo de la familia Kang. El pequeño omega enseguida se crispó.

—¿Cómo están las otras dos?

—Igual que esta.

Su padre tocó también el lugar donde Félix se inyectaba diariamente. Esta marca tenía la forma de un pequeño arillo abultado, y en el medio había un diminuto agujero.

—Se ve bien. Cúbrete y vuelve a sentarte.

Yongbok obedeció sin objeción alguna. Al sentarse de nuevo vio como su padre iba y venía por todo el lugar. Junno estaba parado al lado de la puerta observando a Félix de forma brutal.

【Paraísos artificiales】Where stories live. Discover now