Capítulo I

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Capítulo IAzul

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Capítulo I
Azul

El mundo se había ido al carajo hace mucho, pero estaba cubierto por un manto de apariencias que desde arriba hacía creer que todo iba perfecto, aunque todos lo sabían y eran conscientes que estaban hasta el cuello de mierda, no deseaban morir y para no hacerlo solo debían dejarse guiar por esa mentira y cumplir la ley de Kaia.

Cuando el miedo era más grande que la razón, la supervivencia salía a flote y los más débiles eran los perjudicados.

También a veces lo prohibido y el miedo a las consecuencias nos hacen actuar de forma irracional y aunque queramos sobrevivir, nos arriesgamos.

En ese mundo podrido en falsas verdades estaba Alaia, una  chica que desde pequeña fue una gran soñadora, haciendo de su vida una ilusión de la cual no quería salir.

Para suerte de la joven, Kaia, le había sonreído desde el momento de su nacimiento, no todos tenían la misma fortuna, ya que no todos eran felices bajo el mandato de la madre de Ankara.

La vida de la joven Alaia  cambió en el cumpleaños número veinte de su hermano, aquella mañana el cielo estaba de un azul hermoso y el sol brillaba en su máximo esplendor. Por aquella razón cuando apenas abrió sus ojos sintió su buen humor fluir, ese día iba a ser uno bueno. Se levantó de un salto sorprendiendo a su doncella Suni, que solo rio al verla tan emocionada; la joven no se tomó un momento para apreciar la tierna sonrisa de su doncella, sino que corrió hacia su ventana para observar el hermoso cielo que le regalaba Ankara.

Luego de la guerra era extraño gozar de días totalmente iluminados y cielos tan azules, pero cuando ocurrían ella solía disfrútalos. Cómo el día había empezado de manera fabulosa sintió como olas de inspiración recorrían su cuerpo, le era extraño, podía percibir la sensación de hormigueos en sus dedos, por el deseo de poder plasmar las ideas que empezaban a transmitirse en su mente.

—Suni, prepara el baño lo más rápido que puedas; quiero pintar. —Su doncella solo asintió y se puso manos a la obra, acomodando todo rápidamente.

Vio por la ventana un rato más con el firme pensamiento de que Izan era afortunado, ya que en su cumpleaños solía nevar.

No tardó mucho en alistarse, porque se sentía ansiosa; el hormigueo en sus manos era cada vez mayor, necesitaba plasmar rápidamente su idea, o la ansiedad aumentaría. Tenía días tratando de idear algo genial que encajará con la personalidad de Izan, pero al parecer su mente se había encontrado en un bloqueo corto, porque nada se le había ocurrido hasta aquel momento. 

La pobre Suni, tuvo que correr detrás de ella, mientras bajaba rápidamente las escaleras hacia el primer piso, en solo un minuto, ya estaba dentro de su estudio tomando todo lo que necesitaba para dejar fluir su inspiración.

《El lienzo, el lápiz y las pinturas, todo listo.》Repasaba mentamente, tomando cada uno de los colores que necesitaba del mostrador frente a ella.

Suni; su fiel compañera, le ayudaba a sostener todos los materiales sintiéndose algo abrumada por toda la euforia que demostraba la señorita, pero sinceramente le gustaba ver lo viva y feliz que se veía la la joven, le recordaba que algunos sí podían ser felices.

AlaiaWhere stories live. Discover now