Capítulo XXXVI

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Capítulo XXXVITranquilidad

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Capítulo XXXVI
Tranquilidad

Es increíble lo rápida que es la vida para cambiar en solo un segundo, pero lo lenta que se vuelve cuando intentas acomodarla.

(...)

Alaia se sentía cansada, tanto física como mentalmente, habían sido días sinceramente horribles; el estrés de la situación le pasaba factura en su cuerpo: le dolía todo, pero aún así no lograba dormir.

Sentía el cuerpo de Aekil a su lado y su mano rodeando su cintura, sabía que estaba segura, de verdad lo sabía, pero aún así habían sido muchos cambios en tan poco tiempo que su mente aún estaba en shock. 

Nunca en su vida había dormido en el suelo y menos de esta manera, todos juntos, mirar a su alrededor le hacía sentir que estaba en un sueño, o una pesadilla no estaba segura, todo era tan distinto que no sabía de cómo se iba a adaptar.

Tocó su vientre suavemente y se dió cuenta que a pesar de sentirse débil e inutil, debía ser fuerte por él o ella, ya no solo tenía que cuidarse a ella misma —cosa que no era muy buena haciendo — sino también a esa criatura que está creciendo dentro de ella en ese momento.

Aunque tenía tiempo consciente de sus acciones, en ese momento sintió el peso de sus decisiones; su vida era un desastre. Pero aunque sea tenía cosas bonitas en ella, su hijo, su hermano y Aekil.

Con cuidado se acomodó de tal manera que pudo observar a Aekil, lo amaba; si no lo hiciera no había hecho toda esta locura, porque eso era, se había resistido por años pero al final había caído y aunque todo estaba de cabezas en ese instante, no sé arrepentía.

Se sentía una acosadora viéndolo dormir, pero tenerlo ahí a su lado lo creía una especie de milagro, siempre se mentalizo que su vida solo tenía un camino y nunca se permitió pensar en algo diferente, pero la realidad había terminado siendo otra, su camino le ayudó a abrir un nuevo sendero que la llevó una realidad diferente que le asustaba pero que se esforzaría por afrontar.

Un gran suspiro salió de sus labios mientras le seguía viendo y su mano permanecía sobre su vientre. Desde que se enteró de su embarazo no se había permitido imaginarselo, porque de cierta manera creía que no iba a poder conocerlo, pero en ese momento, allí frente a el moreno y en aquel lugar que le hacía temblar, sentía esperanza.

«¿Cómo sería? ¿Se parecería más a mi o a él? ¿Tendrá sus ojos, sus labios, su cabello? » Se permitió pensar luego de sentir pánico por hacer algo así, por ilusionarse.

Aekil, se movió un poco y entre abrió los ojos descubriendola, sus mejillas se sonrojaron un poco, pero no apartó su mirada, se veía tranquilo, le transmitía tanta seguridad y eso era lo que necesitaba en ese momento.

—Ala, ¿Qué pasa? —preguntó en voz roca siendo apenas un susurro, mientras con una mano acariciaba su mejilla.

—No puedo dormir —susurro en respuesta y él la atrajo más hacia ella.

AlaiaWhere stories live. Discover now