Capítulo IV

1.9K 194 29
                                    

Capítulo IVGris

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Capítulo IV
Gris

¿Que es una locura, cuando ansias libertad?

(...)

Aekil miraba las estrellas desde la casa del árbol, no sé había atrevido a bajar de allí, porque no estaba seguro de no ir detrás de ella.

Toda esa noche, el baile, el casi beso, habían sido una jodida locura, no quería ni imaginar cómo estaría la mente de Alaia debatiéndose entre el mal y el bien.

Sabía que no debía siquiera pensarlo, lo sabía, pero no pudo controlar su mente y estuvo a nada de seguir sus instintos.

¿Qué hubiese pasado si la hubiese besado? Un desastre seguramente, si sus vidas fuese como en el antigüo mundo, la escena anterior solo hubiese sido una típica noche entre adolescentes coqueteando, pero vivían en el nuevo mundo donde ser libre estaba prohibido.

Seguramente Alaia, se hubiese vuelto loca si eso hubiese pasado, su mente seguro en ese momento estaba hecha un lío como estaba la de él.

Fue lo mejor, él lo sabía y ella también, incluso las estrellas si pudiesen hablar le dirían lo mismo.

Por un segundo se recostó sobre el suelo de madera y vio las estrellas, desde su casa era casi imposible, pero ahí, en la comodidad de la casa de un amarillo parecía algo cotidiano, algo sin valor.

¿Por qué algo tan banal se convierte en un lujo?

—¿Qué haces allá arriba? —la voz de Izan lo hizo sobresaltar, se siente de golpe y su vista bajo hacia donde venía el sonido y vio a su amigo al pie del árbol.

—Recordando viejos tiempos, las cosas eran más fáciles cuando éramos niños ¿No lo crees? —Quizás Alaia no fue la única que bebió de más, ya que está algo melancólico, igual no podía culpar a la bebida de sus acciones.

—¿Estás borracho? —Su amigo lo conocía muy bien, cuando empezaba a reflexionar o estaba borracho o estaba en camino a ello.

—Voy en camino —respondió mientras escuchaba como la vieja escaleras crujían un poco mientras su amigo subía y se sientaba a un lado.

—La vida es muy fácil porque no sabíamos a lo que estábamos siendo cohibidos, lo que nos estábamos perdiendo —la voz de Izan era suave mientras también veía las estrellas que estaban hermosas aquella noche.

—¿Pero ahora sí sabes que nos estamos perdiendo? ¿Cómo lo sabes, si  nunca hemos conocido lo que anhelamos? —Y él tenía razón, siempre habían vivido en un cautiverio disfrazado, como saber realmente qué era la libertad si nunca la habían probado.

—No estás en camino, estás borracho Aekil —Izan le sonríe, ambos habían hablado por años sobre su miedo al futuro, a ser condenados toda la vida a hacer algo que nos les gustaba, amar a alguien que no conocían.

AlaiaWhere stories live. Discover now