Capítulo XV

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Capítulo XV Feliz cumpleaños

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Capítulo XV
Feliz cumpleaños

Se tiene la teoría de que el tiempo no existe y que es solo un invento del ser humano.

Puede que no exista pero sigue pasando y vemos como este avanza ante nuestros ojos sin poder detenerlo.

¿A alguien más le da miedo el paso del tiempo?

(...)

Habían deseado por todo aquellos meses que el tiempo se detuviera o por lo menos avanzará más lento, pero este parecía llevarles la contraria, ya que pasó en solo un suspiro ante sus ojos.

No entendían cómo pero estaba a nada del peor día de sus vidas, Aekil había pasado el día perdido en sus pensamientos tratando de entender qué haría ahora.

Había ido como cada mañana al trabajo, y rápidamente Izan se dió cuenta que algo no andaba bien, intentó indagar un poco más pero simplemente no encontró una respuesta de su parte.

Aunque todo pasó demasiado rápido para su gusto, a la vez miraba al pasado y sentía que el inicio de todo había sido hace tanto.

En su mente no se dejaba de reproducir aquel primer beso asustado por parte de Alaia, o el primer abrazo sin miedo a lo que dirán aunque fue a escondidas de las miradas ajenas.

—Aekil —la voz de Izan, le hizo levantar la vista de lo que según estaba leyendo para el nuevo proyecto, y mirarle —.Tengo rato llamándote.

—Lo siento estaba concentrado y no te oí ¿Necesitas algo? —Su amigo no era tonto, desde hace días lo notaba extraño, pero a veces era mejor no preguntar.

—No, solo venía a decirte que es tarde —Aekil vio el reloj de la pared y suspiró efectivamente ya lo era el día había parecido eterno, pero a la vez había volado entre sus manos.

(...)

Sus ojos estaban fijo en el reloj sobre la pared, los segundos pasaban unos tras otros sin intenciones de detenerse, porque simplemente no podían era imposible que su deseo se cumpliera.

Alaia tenía miedo, miedo a un futuro incierto, a la infelicidad y a dejarlo ir, si había pasado poco tiempo pero estaba enamorada, le amaba de una manera que nunca había experimentado y no quería perder, pero no tenía de otra más que solo dejarlo ir.

Sus ojos seguían fijos en aquel reloj, el tiempo seguía su curso y ella mentamente solo contaba los minutos para su cumpleaños. ¿Cuántas veces soñó ese día? Miles de veces, pero ahora el corazón se le rompía poco a poco en miles de fragmentos que sabía que serían difícil de pegar en algún momento.

Quizás se podría pensar que exageraba pero era lo que sentía, durantes sus casi dieciocho años nunca había sentido este tipo de dolor, era la peor sensación del mundo.

AlaiaWhere stories live. Discover now