Capítulo V

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Capítulo V Plateado

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Capítulo V
Plateado

La sociedad sin notarlo nos lleva a tomar muchas decisiones que no son del todo agradables para uno, pero cuando decides salir de la jaula y enfrentarte al mundo sin importar que piensen, luego es difícil volver al molde que has dejado de encajar.

(...)

No sabía que era, si rabia por sus palabras o rabia consigo mismo, pero lo cierto era que se sentía furioso en ese momento.

Aekil había pasado toda la mañana pensando en que debía buscarla y tratar de aclarar las cosas, solo para pedir disculpas por lo que casi sucede, después de todo ella tenía más tragos encima que él y de cierta manera sentía que se había aprovechado.

Así que después de tanto pensarlo había decidido ir a la casa de los Lackner y buscarla, y definitivamente fue  una pésima idea, su reacción de manera automática fue mucho más fuerte de lo que esperaba.

Se dió cuenta de que fue una pésima idea cuando tuvo a una nerviosa Alaia frente a él, al parecer había sido un estúpido al pensar que ella necesitaba una disculpa o aclarar las cosas, claramente había hecho borrón y cuenta nueva, él fue el único que había sobre analizado las cosas.

Pero si lo analizaba mejor, ella había hecho lo correcto; la noche anterior fue una locura y lo mejor que podían hacer ambos era olvidar, pero él se había empeñado en recordarlo una y otra vez al transcurso del día, hasta tal punta de convencerse que lo mejor que podía hacer era buscarla para aclarar las cosas, pero ¿Que iba a aclarar? Si básicamente no había pasado nada.  Sí definitivamente había actuado mal, pero aún así le dolió su reacción.

Era honesto consigo mismo, le dolió escuchar que no le importaba y que ella ya había pasado la página, que si él no lo hacía, podía arruinar su vida, pero lamentablemente eran palabras ciertas, ellos no vivían en cualquier lado, sus vidas se desarrollaban en Ankara, donde las decisiones de Kaia era ley y lamentablemente la madre de la ciudad no los quería juntos, ella tenía a Zev y el a Farrah.

Aunque sabía todo esto igualmente caminó hecho una furia hacia la salida de aquella enorme casa, reprochandose lo tonto que había sido y lo iluso que a veces podía ser, la vida no era como esos cuentos de hadas del antiguo mundo, para nada, los finales felices no existían.

《No paso nada, malditamente nada》

Se repitió una y otra vez, mientras casi llegaba a la puerta principal de aquella mansión, esa era la verdad, es que ni un roce de labios hubo, no entendía cómo pudo tomar esa decisión tan ilógica, verla solo complicaría las cosas, pero ahí estaba él molesto aunque no debería estarlo por palabras reales que les sonaron crueles.

Tomó la manilla de la puerta sin esperar que ninguno de los sirvientes de la casa lo hiciera por él, pero cuando fue a dar el siguiente paso hay frente a él estaba su amigo, cosa que le hizo maldecir por lo bajo, pensando rápidamente una excusa que se creyera, porque si Izan se enteraba la razón real de el estar ahí, se volviera loco. 

AlaiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora