Capítulo XI

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Capítulo XI Resignada

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Capítulo XI
Resignada

¿Quién es más valiente, el que acepta su destino aunque muera en vida por hacer algo que no quiere, o el que lucha por vivir sus sueños?

(...)

Había llegado el día que Izan tanto temía. Esa mañana el día había amanecido gris; quizás porque su corazón  se encontraba sombrío ante el dolor de su angustia.

Su mente no dejaba de formular preguntas sin respuestas: ¿Cómo iba a vivir toda una vida de esta manera? ¿Cómo lograría ser feliz?

Ailish, cumplía dieciocho años y debía seguir su destino, desde que tenía uso de razón, noto que la vida no era tan justa como se la pintaban, pero también descubrió con el pasar de los años que no podía hacer nada para cambiarlo.

La noche anterior no había podido dormir por la anticipación de lo que venía ahora para su vida, así que cuando el sol tocó los cielos de Ankara él ya se encontraba despierto, sentado en su cama mirando hacia la nada.

Cuando era pequeño llegó a ser feliz, pero cuando fue creciendo y las leyes le quitaron de apoco lo que más quería, se dió cuenta que su vida iba a ser difícil, que quizás nunca encontraría la verdadera felicidad.

Su mirada seguía clavada en la nada  cuando su sirviente entró a su habitación para despertarle, el hombre había quedado sorprendido al verlo despierto, pero no dijo nada, sabía que era un día importante para el joven.

El hombre se dispuso a preparar todo para empezar el día, y empezó con alistar todo para su baño matutino, mientras él seguía aún sentado ahí, mirando al vacío.

Su mente estaba por entrar en una crisis de pánico y miedo que no sabía cómo controlar. Se sentía como un niño pequeño que necesitaba el abrazo de su madre, pero sabía que si su madre llegara abrazarlo y consolarlo sería en caso de que estuviese a punto de morir.

La mujer que le dió la vida, era una fiel devota a los designios de Kaia. Ella creía fielmente, que la protectora de Ankara le había escogido a Ailish, como pareja  porque ella era la ideal para él, si bien no le gustaba la idea de que fuese una verde, pensaba que lo que Kaia escogiera era lo que le haría bien.

—Joven Izan, su baño está preparado —las palabras del sirviente le hicieron volver en sí, le miró por dos segundos y posteriormente le sonrió con amabilidad.

—Muchas gracias, Klas. —Él siempre se había caracterizado por ser amable con cada persona que conocía, y eso incluía a las personas que le servían, era fiel creyente que todos eran igual, que un simple color no cambiaba, y ese pobre hombre frente a él no tenía la culpa de que su vida estaba a punto de arruinarse.

Se levantó y caminó hacía el cuarto de baño; trató de tomar un baño largo y relajante, pero su mente no podía silenciarse. En el fondo de su corazón  deseaba que las cosas salieran bien, quizás se podría enamorar de ella como había pasado con el tiempo con sus padres, deseaba poder ser feliz, en serio era lo que más quería en el mundo y le aterraba no llegar a serlo.

AlaiaOù les histoires vivent. Découvrez maintenant