Capítulo X

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Capítulo X

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Capítulo X

Igualdad

Cuando la locura domina tu mente, es difícil no caer repetidas veces en la tentación que causa lo prohibido.

(...)

El peligro acechaba cuando se era descuidado y en ese momento ambos se habían arriesgado a un nivel superior, si llegaban a ser vistos...

Pero ellos no parecían notar el peligro que corrían ante sus acciones, en cambio estaban perdidos en la mirada del otro, parecía que el miedo se había escondido y solo disfrutaban.

Nuevamente sus labios se tocaron, esa vez los movimientos fueron suaves y lleno de ternura, haciendo que ambos lo disfrutaran mucho más, y el hecho de sentirse en los brazos del otro, lo hacía aún mejor.

Estaba mal, tan mal que no tendrían perdón por su descaro, pero ambos solo eran dos jóvenes que se querían; y estaban viviendo, solo que era el momento y sitio equivocado.

Cuando el aire les hizo falta, unieron sus frentes respirando pesadamente, se sentían en una burbuja alejada de la realidad, pero lo malo de las burbujas era que pueden ser reventadas con facilidad.

Aekil y Alaia estaban cometiendo el peor de los pecados; y no era quererse mutuamente, no, nada de eso, lo peor que estaban haciendo era ser descuidados.

Un fuerte ruido en algún lugar cercano a ellos les hizo despertar, y con mucho pesar se separaron. La joven se sentía vacía por no estar abrazada a él, y en cambio el chico no podía creer que acabarán de hacer tal cosa en público.

—Debo volver —susurró Alaia y él asintió, no sabía cuántos minutos estuvieron ahí, pero seguramente la chica se había escapado de su doncella y la pobre mujer estaría muriendo de angustia.

—Te veo en la noche. —Ella le sonrió con un sentimiento que él no supo descifrar, y luego la vio desaparecer entre la multitud.

Aekil se quedó abrumado en aquel callejón, Alaia le había seguido y le había metido ahí, ambos se habían arriesgado demasiado y lo más estúpido de todo era que no se arrepentía.

Su padre tenía un dicho, que la base de la supervivencia era hacer jugadas inteligentes, al parecer estar al lado de Alaia le hacía olvidar todas sus enseñanzas.

Alaia, caminó a paso rápido hasta la tienda dónde había dejado a su doncella; al llegar, Suni estaba histérica caminando de un lado a otro claramente preocupada por ella.

Por un segundo se sintió mal por la pobre mujer, su trabajo era cuidar de ella y no se lo había puesto fácil, en su cara se podía ver la angustia por el bienestar de la joven y a su vez por el destino que le depararía a ella si algo le pasaba a la señorita.

—Ya estoy acá Suni, cálmate. —La joven doncella al verla casi corrió hacia ella.

—¿A dónde ha ido? —preguntó con un tono fuerte, casi sonó como un regaño, cosa que no le agrado mucho a Alaia, ella no estaba acostumbrada a ser reprendida por nadie más que su madre, y Suni nunca había tenido el derecho de hacerlo.

AlaiaWhere stories live. Discover now