Capítulo XXXII

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Capitulo XXXIIEscape

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Capitulo XXXII
Escape

Tener miedo no es extraño, aunque se sienta como debilidad, es algo humano y es de valientes enfrentarlo.

(...)

Desde que todo esto había empezado, Alaia sentía una presión enorme en su pecho, no estaba segura si alguna vez desaparecería, de lo único que tenía certeza era que tenía mucho miedo.

Pensar en el futuro le causaba ansiedad, sentía que era tan incierto que era imposible que las cosas salieran bien.

¿Cómo sería su vida a partir de ahora? Tener miedo era normal, pero sentía que en algún momento el miedo la dominaría.

Ella estaba acostumbrada  a un estilo de vida que era imposible seguir, una vez escaparan y estaba consciente que el cambio sería difícil no sería nada como alguna vez fue.

Entonces era normal que dudará, no sabía si podría con ello, si en algún momento llegaría a acostumbrarse o si le gustaría el cambio, pero era la única opción, no había más; debía hacerse a la idea.

Su madre había estado insoportable en los últimos días con todo los preparativos de la boda, pero lo había soportado sin ningún tipo de queja porque era tiempo que iba a pasar con la mujer y sabía que eran los últimos momentos que iban a pasar juntas.

Si bien Alaikari era alguien que solía sacarla de quicio, la iba a extrañar, era su madre y la amaba aunque a veces quisiera gritarle que le dejara en paz, pensar en que no la veria jamas le dolia y hacia soportable las horas de tortura.

Debido al embarazo en los últimos días se sentía cansada, siempre tenía sueño y ese día no era la excepción, le dolía el cuerpo por todo lo que su madre le había hecho caminar y tenía hambre pero estaba completamente segura que si comía lo vomitaba.

—Señorita ¿Se siente bien? —le preguntó su doncella que como siempre estaba atenta a todos sus movimientos. —Se ve agotada.

—Estoy algo cansada eso es todo. —Su madre la miró y suspiró ¿qué le pasaba a esa niña que siempre estaba cansada?

La mujer no era tonta, hacía creer a todos que lo era, aparentando ser una esposa trofeo, pero era todo lo contrario, siempre estaba atenta, siempre alerta; a su hija le pasaba algo aún no sabía que era pero le daba miedo pensar en las posibilidades, así que lo redujo a la mejor opción.

—¿Estás enferma? —le pregunto mirándola fijamente.

Alaia siempre había sido mala mintiendo, pero en los últimos días había agarrado algo de práctica era eso o ir a la horca por no saber decir una mentira simple.

—No madre, estos últimos días he estado pintado hasta altas horas de la noche y termino agotada durante el día, trataré de tener mejor horario de sueño para rendir más. —Le ponía de nervios ser analizada por su madre, era algo que solía hacer la mujer para comprobar si sus palabras eran ciertas aunque nunca fue de mentirle.

AlaiaWhere stories live. Discover now