Capítulo XXI

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Capítulo XXI

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Capítulo XXI


No está mal pecar, está mal dejar pruebas de que lo has hecho.

(...)

El miedo puede ser un detonante de ideas absurdas o en su defecto de bloqueo de ideas.

Lo cierto era que Alaia estaba aterrada, ¿cómo no estarlo? Si tenía un gran problema entre manos, no sabía qué podría hacer, de hecho su mente no le permitió por largas horas salir del simple pensamiento de "estoy embarazada" y "voy a morir"

Ese día transcurrió en un limbo donde ella se encontraba sumida, no habló en muchas horas y simplemente se excusó con su familia con no sentirse bien para comer juntos.

Durante la noche no durmió más que un par de horas donde tuvo una pesadilla horrible en la que ella caminaba hacía la horca y mucha gente le gritaba lo pecadora que era. Había despertado sudada y temblando, después de allí no pudo dormir más.

Alaia se sentía perdida, habían pasado veintiséis horas desde que supo la noticia, desde entonces su mente la tortura con innumerables escenas con las consecuencias de sus actos. Se encontraba mirando el lienzo en blanco frente a ella, ¿cuántas horas llevaba frente a él? La verdad no lo sabía, ya que estas pasaban y no lograba registrarlas, estaba en una nube.

«Estoy embarazada» Incluso en sus pensamientos se escuchaba extraño ese hecho.

«Voy a ser madre» Claro, si no la mataban primero, iba a serlo, ¿cómo sería una madre si aún se consideraba una niña que debía ser cuidada? 

Estaba tan asustada, ¿cómo se afronta esto? ¿Cómo controlar el miedo?

Suni, no paraba de verla como si ella fuese un bicho raro y no la misma chica con la que había convivido años. Y la miraba así con  razón, en su momento de shock por la noticia le había revelado lo que tenía que haber quedado como un secreto solo para ella.

Habían pasado veintiséis horas desde que supo su destino, en primera instancia no supo qué hacer, pero para ese momento creía ya tener un plan en mente, obviamente no era una situación normal, para situaciones desesperadas debía emplear situaciones desesperadas.

O eso se repetía una y otra vez para no sentirse culpable.

Lo había pensado mucho, en serio que sí, pero era lo único que se le ocurría, para que ni ella o Aekil salieran lastimados: iba a seducir a Zev.  Debía hacerlo... debía hacerle creer que ese hijo era de él, era el mejor plan que se le ocurría.

Solo que no sabía cómo iba a poder soportar que alguien más la tocará de esa manera, y no porque Zev no fuese guapo o alguien digno de admirar físicamente, sino porque ella estaba enamorada e imaginar que alguien más la tocaba le hacía sentir asquerosa, le hacía pensar en Aekil y que le estaba engañando, la verdad no era así, el único engañado en todo esto era su destinado.

Alaiaحيث تعيش القصص. اكتشف الآن