Capítulo XXXVII

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Capítulo XXXVII

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Capítulo XXXVII

Aliado

¿La vida se puede planear? porque muchas veces siento que se comporta como una perra y actúa como le da la gana.

(...)

Zev había llegado a la colmena muy temprano esa mañana, sus visitas no eran frecuentes por obvias razones —aunque eso no implicaba que no supiera todo lo que acontecía en aquel lugar— si desaparecía mucho tiempo llamaría la atención, pero ese día era de suma urgencia que todos los líderes se reunieran.

Al llegar la primera que vio fue a Alaia, a pesar de estar con harapos viejos que no le hacían honor a su belleza seguía brillando, definitivamente no le quedaba duda que si las cosas no se hubieran enredado tanto la habría amado, era una gran persona a pesar del entorno donde crecido.

Pero las cosas no fueron por ese camino y no le desagradaba tampoco, le gustaba la idea de ser independiente y no tener otra carga o responsabilidad bajo sus hombros.

Las cosas en la colmena cada vez se veían mejor, no era un lugar lujoso, pero las personas sonreían, se veía esperanza en sus ojos; cosa que le llenaba el corazón él luchaba por esto, por la libertad de miles, esperaba que su madre también pudiese verla.

Durante ese mes que los Lackner, Suxen y Grunfeld se unieron a la revolución, habían hecho diferentes tanques unos más fuertes que otros, pero ninguno había tenido el resultado deseado y eso le estaba carcomiendo la cabeza, no sabía qué carajos estaba pasando, se supone que para ese entonces deberían ellos estar enfrentando ataques del gobierno, pero nada estaba pasando.

Mientras se aleja de Alaia lentamente con su hermano menor, su mente es un lío de posibilidades, sabía a grandes rasgos qué había pasado en cada una de aquellas misiones pero no sabía los detalles ¿Que estaban haciendo mal? mejor dicho ¿Que estaban planeando esos malditos?

Los líderes tenían su propia oficina, si era que así se podía llamar, era solo un pequeño cuartucho con una mesa en medio dónde todos se sentaban alrededor, y discutían el tema por el que fuera la reunión.

Ese día hablarían de lo que a todos tenía con la cabeza a mil, llegó hasta el lugar, abrió la puerta sin llamar y ya todos estaban en sus puestos, solo camino hasta la cabecera de la mesa y se sentó, con Erok a un lado siempre cuidando de él, aunque el puesto de guardaespalda era mera formalidad aun así él se lo tomaba muy enserio.

—¿Cuál es la urgencia? —cuestiono cuando ya lo tenía claro, pero quería una explicación mucho más extensa de todo lo ocurrido, todos debían contarles que le pasaba por la cabeza, la idea de ese panel de líderes era que entre más cabezas pensando más rápido conseguirían una solución

—Hemos hecho cuatro ataques como ya sabes, y ninguno ha tenido los resultados que queríamos. —Tobias habló con voz firme, él había liderado dos de aquellos ataques, pero sinceramente la situación era muy extraña, en dos oportunidades se consiguieron guardias de frente y solo los dejaron ir. —El consejo no parece reaccionar a nada de lo que hacemos, y todo se está volviendo muy extraño.

AlaiaWhere stories live. Discover now