Capítulo XL

1.5K 93 68
                                    

Capítulo XL Humo y cenizas

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Capítulo XL
Humo y cenizas

Cuando la tormenta decide caer, lo hace con toda su furia llevándose todo a tu pasó.

(...)

Cuando eres viejo crees haberlo vivido todo, llegas a pesar que los años te han dado la fortaleza y sabiduría suficiente para controlar y conocer al mundo, eres tan iluso como para desafiar al universo a ponértela difícil, aunque él no estaba tan viejo solo tenía cuarenta y cinco años, pero sentía que la vida le había pasado por encima con un camión.

La vida de Dian Lackner no había sido mala, desde que nació había tenido muchas comodidades y aunque sus padres no fueron los mejores, él había crecido bien, nunca le faltó un plato de comida o cualquier cosa que deseara. Claro, excepto libertad.

Al crecer en una familia disfuncional decidió que iba a hacer todo lo que tuviese en sus manos para crear un mejor ambiente con su futura familia, no quería tener hijos y que estos vivieran con sus mismos traumas. Aunque la verdad no le hacía ilusión casarse o incluso traer un niño al mundo a vivir en aquellas condiciones, pero era lo que se esperaba de él, era como se sobrevivía; siendo uno mas del ganado.

Cuando conoció a Alaikari una joven que venía de una casta inferior a la de él —era morado antes de casarse— se dió cuenta que la vida la había tratado muy mal todo ese tiempo, su padre había sido un abusador y explotador hasta que el tiempo de conocerse había llegado.

La mujer le tenía miedo a los hombres y con justa razón, si él que la había traído al mundo le había hecho tantas cosas ¿Por qué confiar en los demás? pero tuvo paciencia y se ganó su confianza poco a poco, eso le ayudó a conocerla, le ayudó a aprender a quererla.

Al tiempo de su llegada empezaron a  llevarse realmente bien, ambos tenían el mismo objetivo: tratar de ser felices en un mundo que los quería adoctrinado en sus ideales, por ello debían ser los mejores actores, convencer a todos.

Y lo lograron por muchos años, Alaikari se había convertido en la mujer perfecta, una digna hija de Kaia, que a veces exasperaba a muchos incluyendo a sus hijos y  él en el marido soñado, rico, fiel a Kaia y enamorado de su esposa.

Izan había nacido a los tres años de matrimonio y en ese momento ambos conocieron el amor a primera vista, quería lo mejor para ese pequeño niño que se ganaba su sonrisa sin esfuerzo y parecía tan feliz, lo amaba tanto que a veces se cuestionaba si había hecho bien en traerlo a ese mundo tan dañado y sin voz.

Por eso Dian quiso entrar al consejo, para asegurarle un futuro mejor, para intentar cambiar aunque sea un poco su futura realidad, pero obviamente subir a ese nivel de poder no era fácil y le costó años.

A los dos años de la llegada de Izan, llegó Alaia, era la niña de sus ojos; su bebé. Por sus hijos estaba dispuesto a todo, así que siguió con más esmero en su plan, debía cuidar de ellos, pero en ese momento no sabía si había hecho buen trabajo, si se había esforzado lo suficiente.

AlaiaWhere stories live. Discover now