⚔Capítulo 1⚔

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Buscar una joya brillante entre un montón de ramas secas no suena difícil, ¿verdad? Sin embargo, muy pocos se atrevían a hacerlo. El deporte Busca el Tesoro era el más peligroso de todos, y Nira Edevane estaba consiente de eso, también de que no debería estar ahí; pero lo amaba, y cuando se ama algo se hacen cosas locas.

Correr, saltar, esquivar, y lo que no a muchos les agradaba: la criatura corriendo detrás. Gracias a las dos rocas color vino que tenía atadas debajo de sus botas, que le permitían flotar unos centímetros, podía ir más rápido que el enorme lagarto que iba tras ella.

Un árbol caído se cruzó en su camino. Nira flexionó un poco sus rodillas y cuando estuvo cerca se impulsó hacia arriba ayudándose con sus brazos. Escuchó al árbol crujir a sus espaldas cuando el acilagarto pasó sobre él. Ya se estaba acercando al nido (por décima vez) cuando un chorro de ácido pasó cerca de su costado. Esa era la cualidad que hacía a esta bestia tan temible, el ácido que lanzaba por su boca. De unas veinte personas que habían competido contra el acilagarto solo tres habían salido con vida, y Nira tenía en mente ser la cuarta.

Sobre ella, altos en las gradas, las personas gritaban eufóricas.

Solo un poco más.

Nira ya veía el diamante azul del tamaño de su mano en el interior del nido. En algún momento, el acilagarto la alcanzó y se atravesó en la entrada de su nido. Nira logró detenerse y dar la vuelta justo al mismo tiempo en que el animal le lanzaba otro chorro de ácido. No se alejaría otra vez, así que comenzó a rodear el nido.

Este había sido el juego más largo en el que jamás había estado. Llevaba alrededor de treinta minutos en la arena y aún no lograba ni acercarse un metro del objeto brillante. Su túnica crema ya se comenzaba a pegar en su piel blanca por el sudor.

El lagarto la seguía con la mirada mientras ella daba vueltas y vueltas alrededor del nido. Nira necesitaba que perdiera el enfoque, que hiciera un movimiento en falso.

La bestia se inclinó hacia adelante con sus fauces abiertas y casi atrapó a Nira. La chica rodeó una vez más el nido y agarró una rama gruesa y larga del suelo. Para cuando se volvió a encontrar con el acilagarto, utilizó la rama y golpeó en la cabeza al animal. El enorme lagarto sacudió su cabeza y dio unos cuantos pasos hacia al frente, aturdido. El público gritó y aplaudió.

Esta era la primera vez que la criatura descuidaba el diamante, y probablemente la última. Nira se lanzó al interior del nido y agarró la roca preciosa. Pesaba más de lo que pensaba. No perdió tiempo para salir de aquel diminuto lugar. Cuando Nira puso un pie afuera recibió un fuerte impacto en el costado. El acilagarto ya se había recuperado.

La chica escuchó sobre ella que la gente le abucheaba. Sintió su cara arder por la vergüenza.

Nira se recuperó. Rápida, debía ser más rápida que nunca. Se impulsó hacia adelante y con la ayuda de las rocas bajo sus botas logró ganar velocidad rápidamente.

Una pierna frente a la otra, una pierna frente a la otra, se repetía.

Podía escuchar al acilagarto dando largos y rápidos pasos tras ella, en busca del diamante que ella llevaba en la mano. La adrenalina la hizo correr hacia el lado contrario a la escalera, la única forma de salir de allí. Las personas tampoco ayudaban mucho mientras gritaban y hablaban todos al mismo tiempo.

—Vamos —se animó ella misma.

Las piernas ya le estaban gritando que se detuviera. Su cuerpo entero sudaba. El calor del mediodía la volvía más lenta. Nira miró a su alrededor lo mejor que pudo mientras corría por su vida. Ya estaba llegando al muro de ladrillos. Se acercó un poco más y se agachó para poner una mano enguantada en el suelo para poder girar a una velocidad endemoniada. En cambio, el enorme lagarto no la pudo imitar y colisionó contra el muro.

Más allá del Mar Oscuro (Disponible en físico)Onde as histórias ganham vida. Descobre agora