⚔Capítulo 36⚔

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Everard estaba tan enfadado que sentía que su sangre hervía. La Sombra de la Muerte era Lyandreu, su hermana. Se negaba a creerlo, se negaba a aceptarlo. ¿Por qué de todas las personas que existían debía ser ella?

No, ella no podía ser Lyandreu. Esa mujer era muy lista. Seguro quería sacar provecho de su situación. Tal vez solo quería hacerlo cambiar de opinión respecto a lo que estaba haciendo. Tal vez en realidad no era su hermana. Pero, ¿cómo sabía de la existencia de su hermana? ¿En realidad qué ganaba fingiendo ser Lyandreu? Y su rostro... Carajo, carajo, carajo.

Everard se echó hacia atrás el cabello mojado que cubría su frente. La lluvia nublaba su visión.

No podía pensar bien. Su mente le mostró incontables recuerdos: cuando a sus 18 descubrió que Lyandreu estaba muerta; la primera vez que la vio como Sombra de la Muerte y ella supo quién era él; las incontables oportunidades que ella tuvo de asesinarlo y no lo hizo. Ahora todo tenía sentido. Ahora entendía el porqué ella siempre estaba cerca. Ahora podía ver las veces que ella intentó acercarse y él solo la alejó, pensando que era el enemigo.

Pudo intentarlo mejor, dijo una voz en su cabeza, solo acepta que ella te abandonó y no le importas.

—Lyandreu está muerta —intentó convencerse a sí mismo—, está muerta.

***

Lyandreu observó a Everard marcharse. La lluvia continuaba cayendo con furia y el viento frío movía sin amabilidad las hojas de los árboles.

Ella sabía que su hermano se había convertido en un ser sin sentimientos, en una persona fría y sin compasión. Ella creía ser igual, pero si realmente no tuviera sentimientos no le estaría doliendo tanto lo que sucedió. ¿Por qué era así? Lyandreu había anticipado que algo así pasaría. Entonces, ¿por qué le dolía tanto?

Las palabras de Everard pasaban por su mente una y otra vez.

"¡Me abandonaste!"

"Debiste pensar en eso antes de hacerme odiarte."

Basta —le rogó a esa sombra oscura que la torturaba.

"Por ti ahora soy un monstruo."

Basta —sollozó presionando sus sienes con las manos.

"¡Pelea!"

¡No!

Lyandreu estalló en llantos. Sobre ella, la lluvia continuaba cayendo, los truenos continuaban retumbando.

—¡Ya no quiero seguir! —Puso sus manos en la tierra mojada y presionó los puños—. Ya no quiero pelear.

Se acostó lentamente en posición fetal, aún derramando lágrimas. El agua sobre la tierra se mezcló con la sangre que salía de sus heridas. A Lyandreu ni siquiera le importó. Apenas sentía el dolor.

—Estoy cansada —le susurró al viento, a la lluvia, a la tristeza que ocupaba todo su ser—, ya no puedo luchar.

Cerró los ojos y permitió que su mundo se derrumbara. Pensó en Everard, cuando este tenía apenas seis años. Quién hubiera pensado que ese niño dulce se iba a convertir en lo que era ahora. Ella intentó no pensar en eso, sino en los momentos buenos que pasó junto a él, cuando ninguno de los dos era un monstruo. Si iba a irse de este mundo, quería que fuera con buenos recuerdos.

No supo cuánto tiempo pasó, pero la lluvia dejó de caer; aunque las nubes grises seguían ahí. El olor a tierra mojada llenó sus fosas nasales. Lyandreu ya se sentía mareada por la pérdida de sangre. El final ya se estaba acercando; ella no quería irse de esa forma, pero no tenía las fuerzas suficientes para sanar sus heridas y continuar. Necesitaba que el tiempo se detuviera, necesitaba recuperar sus fuerzas, mas la sangre continuaba fluyendo sin compasión, sin darle la oportunidad de un respiro.

Más allá del Mar Oscuro (Disponible en físico)Where stories live. Discover now