⚔Capítulo 16⚔

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Tuvieron que esperar hasta la noche, cuando salieron las estrellas, para poder poner el barco de nuevo en su trayectoria. Ahora que no tenían velas, las elfas debían hacer todo el trabajo para mover el barco. A este ritmo, era probable que llegaran a su destino en unos dos o tres días.

Aún no había señales de ninguna isla. Gracias a los dioses tampoco se habían presentado más criaturas con ganas de cenárselos.

El barco ya no se movía con tanta ferocidad como antes, aunque como quiera se sentía el suave vaivén de las olas. Tal vez esa era la razón por la cual Vil vomitaba cada diez minutos. Lyandreu también tenía el estómago un poco revolcado, pero no era por el barco. Con tantos años navegando ya se había acostumbrado. Lo que la hacía sentirse así era tener que cuidar de esos dos pandilleros. Era obvio que Lord Vil no acostumbraba a navegar. Lyandreu supuso que él siempre se quedaba cómodo en su agujero lleno de criminales mientras sus hombres arriesgaban sus vidas para hacer cualquier estupidez que él les ordenara. Eso explicaría la mirada de Everard desde hace horas.

A ella no le molestaba para nada pasar unas horas sentada sin hacer nada. Lo que sí le molestaba era que interrumpieran sus descansos, y Everard ya lo había hecho unas tres veces, amenazando con matar a Vil. A Lyandreu no le importaba en realidad, pero por alguna razón tenía la responsabilidad de que ninguno se matara; Melizza insistía en que no quería más muertes.

Lyandreu se frotó los ojos. Ya era muy tarde. Deseaba poder estar en la proa observando las estrellas en lugar de estar recibiendo la mirada asesina de Everard y la mirada asustadiza de Vil.

Everard hizo un movimiento hacia Vil. Ella le lanzó una mirada de advertencia. Él la miró divertido.

Sabía que en cuanto le quitara la atención, Everard aprovecharía para atacar. Por eso era ella quien estaba ahí y no otro miembro de la tripulación. Ningún otro podría hacerse cargo de un asesino experto. Tal vez Hurson sí podría, pero él estaba demasiado ocupado trabajando en el barco.

Los párpados de Lyandreu se volvieron más pesados y les quitó la vista de encima por un minuto. En un instante pudo escuchar a alguien intentando respirar.

—Hey —Lyandreu se puso de pie y caminó hasta ellos—. Suéltalo —le ordenó a Everard.

Ni siquiera sabía por qué lo seguía intentando, él debía saber que con ella ahí no podría hacer nada. Lyandreu tuvo que agarrar sus manos atadas para quitarlas del cuello de Vil, quien comenzó a arrastrarse como un gusano para alejarse de los dos. Lo que no se esperaba era que Everard la atacara a ella.

Él rodeó con sus brazos el cuello de Lyandreu y la acercó a su cuerpo.

—Vil no era mi objetivo, querida —le dijo Everard al oído.

Lyandreu desenfundó una daga y le clavó la punta en el muslo derecho. Tan solo un pinchazo fue suficiente para que él aflojara un poco su agarre. Ella pasó su cabeza por debajo de sus brazos para escapar. Cuando se disponía a ponerse de pie, Everard se sujetó de su antebrazo para conseguir pararse también. Lyandreu lo empujó hasta la pared y lo inmovilizó ahí, presionando su pecho con ambas manos. Acercó su cara a la de él.

—Debes ser muy estúpido si crees que podrás escapar conmigo aquí. ¿Qué querías lograr con esto?

—Ya que lo preguntas... —Everard desenfundó una de las dagas de la cintura de Lyandreu y la movió hacia su abdomen.

Ella pudo retroceder lo suficiente para que el arma solo cortara su ropa de cuero. Al retroceder se tropezó con sus propios pies y cayó de espaldas. Ese tiempo Everard lo aprovechó para desatar sus pies.

—No te quedes ahí tirada —gruñó Vil desde el otro lado del lugar—, pelea.

Lyandreu le dedicó una cara molesta. A Everard no le dio tiempo de desatar también sus manos, pero ya tenía la ventaja de poder caminar.

Más allá del Mar Oscuro (Disponible en físico)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora