⚔Capítulo 14⚔

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Los cañones continuaron atacando a un dragón que nadaba a una velocidad nunca antes vista. Habían llevado ya a la mayoría de heridos bajo cubierta; eran muchos, de hecho. Ya solo había unos diez que continuaban de pie.

El capitán se acercó a Issej, que estaba con Lyandreu y Hurson.

—Las provisiones ya se están agotando —dijo con el ceño fruncido—. Si no haces algo lo antes posible todos moriremos.

—Lo he intentado —replicó Issej—. Ese dragón va demasiado rápido como para poder localizarlo y, aunque lo hiciera, la fuerza que ya ganó con la velocidad me impediría atraparlo.

Celegorm se pasó las manos por el cabello castaño y miró lo que quedaba de su tripulación. Se podía ver en su rostro la frustración, el no saber qué más hacer para salvar el barco y los que quedaban en él.

—¿Entonces necesitas que el dragón se detenga o vaya más lento? —preguntó la asesina.

Issej asintió. Hurson supo que ella tenía una idea, una idea que no le agradaría a nadie.

—Entonces necesitaremos una carnada, atraerlo al barco y, cuando se detenga a recoger su premio, atacarás.

—¿Qué clase de carnada? —interrogó la elfa sin estar muy segura de querer oír la respuesta.

Lyandreu miró a un hombre que estaba en el suelo agonizando. Tenía tanta sangre en todo su cuerpo que era imposible saber de dónde provenía.

—Oh, no, de ninguna manera —protestó el capitán—. No utilizaremos a nadie como carnada, ese hombre merece una oportunidad de sanar.

—Merece que su sufrimiento termine —dijo Lyandreu.

—Eres muy cruel —musitó el capitán muy cerca de ella—. Tú eres quien debería ser la carnada.

—Cuidado —advirtió Hurson empujándolo.

—Si ese hombre muriera, merece ser enterrado, no tirado por la borda como si no valiera nada —gruñó el capitán sin prestar atención al pirata.

Lyandreu ladeó la cabeza y dijo:

—¿Qué diferencia tiene que termine bajo tierra o en un estómago? De igual forma morirá. —Le dio un golpecito en el hombro a Hurson—. Ayúdame.

Ella se dirigió hacia el hombre moribundo. Celegorm se atravesó en su camino.

—Lancemos entonces a esos dos criminales —señaló la puerta que llevaba al interior del barco.

Lyandreu lo agarró por el cuello de su camisa y lo bajó a su altura con brusquedad.

—No hay tiempo para eso, no solo el barco está en juego, es el mundo entero quien depende de esta misión. Si no eres lo suficientemente hombre para tomar una decisión difícil, entonces deberías dejar de ser capitán.

Lo soltó sin amabilidad y se acuclilló al lado del hombre. Él la miró con miedo, con súplica. Estaba tan grave que ni siquiera le podía hablar.

—Tranquilo —dijo ella con voz serena—. Será rápido.

Agarró una daga. Podía sentir a su alrededor la mirada de todos. Ubicó el filo de la daga en el pecho del hombre y cerró los ojos para no ver su rostro cuando presionó el arma. Seguramente tenía una familia que esperaba que volviera a casa, pero ya no lo verían más. Lyandreu abrió sus ojos lentamente. La vida se había esfumado de aquel hombre. Quitó la daga de su pecho y la ubicó en su funda, ensangrentada. Hace unos años atrás se hubiera sentido culpable por lo que hizo, pero no ahora. Sus sentimientos ya no eran iguales que antes.

Más allá del Mar Oscuro (Disponible en físico)Where stories live. Discover now