⚔Capítulo 11⚔

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Zarparon muy temprano al día siguiente. El cielo apenas comenzaba a pintarse de azul, las olas llegaban con tranquilidad a la orilla y las gaviotas volaban pacíficamente sobres las aguas. Era un ambiente lleno de paz. Nira deseaba poder contemplarlo por más tiempo.

—¡Todos a bordo! —ordenó el capitán Celegorm.

El barco que habían conseguido era de un tamaño perfecto, ni demasiado pesado ni demasiado ligero. Además, sus cascos estaban cubiertos de hierro para una mejor protección. La princesa había escuchado personas decir que lo llamaban El Inhundible.

Miró su alrededor. Melizza había decidido que los acompañaría, dijo que no confiaba en Lyandreu. Ahora estaba junto al capitán y su compañera Issej, otra hermosa elfo. Su cabello era marrón oscuro y lo tenía recogido en una larga trenza que le llegaba a las caderas. Sobre su frente descansaba una delicada y sencilla corona plata. Melizza también llevaba una; dorada y con algunas figuras pequeñas de hojas. Nira había visto a muchos elfos llevarlas, era algo que los definía.

Lyandreu estaba apoyada en una barandilla limpiando una daga. Llevaba la capucha de su capa negra sobre la cabeza y un pañuelo también negro cubriendo la mitad de su rostro.

—¡Eleven el ancla; suelten las velas!

Cuando se cumplió la segunda orden, Melizza extendió sus manos al frente. Una suave briza acarició el rostro de la princesa. Las velas se inflaron y el barco se puso en movimiento. Issej bajó sus brazos, poniendo las palmas de las manos paralelas al suelo. Nira se asomó por encima de la barandilla de madera. El agua ahora se comportaba diferente; intentaba empujar el barco.

En muy poco tiempo ya estaban alejándose del puerto. Nira se aseguró de recordar cada detalle de Wulaus. Tal vez sería la última vez que lo viera. Aunque, deseaba de todo corazón, que no fuera así.

El día transcurrió sin inconvenientes. El barco avanzaba más rápido de lo normal gracias a la magia de las elfas. Claro que así no fue todo el día, pues ellas se detenían por momentos a descansar.

En la noche, Lyandreu se paró en la proa para observar el cielo estrellado sin ser molestada. Estos eran los momentos más importantes del viaje, para saber si iban en la dirección correcta. Hizo señales a quien dirigía el timón para que girara un poco a la izquierda.

—Se ve un poco más grande, ¿no es así? —dijo Melizza a su lado.

Lyandreu ni siquiera se había percatado de que estaba allí.

—¿Por qué hablas conmigo? Me odias.

—Desafortunadamente para mí, parece que eres la única que en realidad le presta atención a los pequeños detalles.

La ladrona miró la estrella azul. Sí, definitivamente se veía un poco más grande. Ladeó un poco la cabeza y respondió:

—Tal vez se está desarrollando junto con el dragón.

Melizza se encogió de hombros.

—La naturaleza es todo un misterio.

Lyandreu miró el agua oscura. Pequeñas líneas de colores se movían en la superficie; los peces bioluminiscentes abundaban en esa área.

—Sí, lo es.

***

La mañana siguiente fue agradable. El sol salía del horizonte y el cielo estaba despejado. Nada que hiciera parecer al Mar Oscuro como algo de lo cual no se pudiera volver.

Hurson abrazó a Lyandreu por la espalda cuando ella estaba distraída observando el agua.

—¿Quién cumple años hoy? —le susurró al oído.

Más allá del Mar Oscuro (Disponible en físico)Where stories live. Discover now