⚔Capítulo 28⚔

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Un golpe en el pecho; una caída hacia la oscuridad; un fuerte dolor de cabeza. Everard ni siquiera sabía dónde estaba. Le costaba abrir los ojos y no lograba entender muy bien lo que ocurrió.

Recordaba estar peleando contra un lobo. Había bajado la guardia por un instante y el resto era un espacio en blanco. Simplemente había despertado solo.

Se incorporó con la ayuda de sus codos. El mundo daba vueltas.

Ni siquiera cuando estaba ebrio se sentía de esa forma.

De repente vino a su mente un recuerdo borroso. La razón por la cual se había distraído: la princesa y la Sombra de la Muerte. Por primera vez había visto a la demonio sin su cara cubierta, mas no pudo ver bien sus facciones.

Seguramente lo había estado viendo con tranquilidad, esperando su final con satisfacción. Everard sonrió.

Yerba mala nunca muere, querida.

Logró ponerse de pie, tambaleando. Tenía la sensación de estar flotando, de estar fuera de su cuerpo. Sí que se golpeó fuerte la cabeza. Miró el suelo y sintió su cuerpo congelarse. Había mucha sangre. ¿Era de él? Guio su mano instintivamente hasta su nuca. Allí sintió una punzada de dolor, pero no tenía más que sangre seca. ¿Qué rayos había ocurrido?

Everard miró a su alrededor, intentando encontrar alguna respuesta. Lo que encontró fue a un caballo negro acostado entre algunos arbustos. Estaba completamente inmóvil.

—¿Tzar?

Everard se apresuró a ir por él. Cuando estaba llegando, sus piernas le fallaron y cayó. Terminó el recorrido casi arrastrándose. Tocó un costado del animal.

—Tzar —le llamó zarandeándolo.

El caballo no se movió.

No, no, no...

Everard dejó una mano sobre el abdomen del animal mientras le veía la cara. Sintió su mano subir y luego bajar lentamente al ritmo de la respiración del caballo. Estaba vivo.

—Tzar —volvió a insistir.

El caballo no respondía. Estaba sumido en un sueño profundo. Everard se acercó a su hocico y lo examinó. Tenía alrededor de los belfos una sustancia líquida que dudaba que fuera saliva. Observó el arbusto más cercano, del cual nacían un tipo de moras amarillas. Agarró uno de los frutos y lo presionó. La mora solo contenía líquido en su interior.

Everard miró a su caballo, luego al arbusto.

Sonrió.

—Tzar, eres un genio.

***

Nira y Lyandreu llegaron con el grupo casi al anochecer, quienes estaban asando algún animal extraño en la fogata. La princesa tenía la cara pálida. Parecía haber visto a un fantasma. Lyandreu también estaba pálida, pero su caso era diferente. De su brazo derecho emanaba mucha sangre.

—¡Lyandreu! —exclamó Hurson en cuanto la vio.

Le observó el brazo con una expresión de terror.

—Nira —dijo a su lado Melizza.

La elfa se acercó a la princesa y comenzó a examinarla. Nira no protestó, solo se quedó quieta. Melizza sostuvo su cara con sus manos.

—¿Qué sucedió? —interrogó después de asegurarse de que Nira estaba bien.

—Nos atacó un lobo —respondió Lyandreu en su lugar, alejándose del pirata.

Más allá del Mar Oscuro (Disponible en físico)Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu