⚔Capítulo 18⚔

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Estar en un cuarto sin hacer nada por horas desesperaba a Hurson. Él era una persona activa, no una que pudiera quedarse quieta por mucho tiempo.

Miró a los dos hombres que estaban bajo su custodia. Everard tenía la mirada hacia el frente, pero no miraba nada en específico. Y Lord Vil... él no había cerrado su boca en un buen rato.

—¿Tú cómo te volviste pirata? —preguntó después de haberle contado la historia de sus ancestros que habían sido lores, siendo esa la razón por la cual él mismo se había denominado "Lord", aunque no fuera real. No fue nada interesante, a decir verdad.

—Tú y yo no somos amigos —respondió el pirata soplando la madera del arco para quitar las partículas que dejaba la daga al tallar.

—Pero podríamos serlo.

Hurson resopló. Jamás sería amigo de él. JAMÁS. Vil había estado detrás de Lyandreu por años, deseando cortarle la cabeza. Nadie que deseara la muerte de ella merecía ser su amigo (y eran muchas personas). Continuó tallando, ignorando la petición del joven Lord.

—Vamos —insistió Vil—, debe haber algo que puedas decirme. ¿Qué me dices de Sombra de la Muerte? ¿Cuál es su verdadero nombre?

El pirata levantó su vista enseguida hacia Vil. Lo señaló con la daga.

—No te atrevas a mencionarla. Tú y yo tenemos muchas cuentas pendientes.

—Oh, lo siento —dijo encogiéndose un poco de hombros.

Hurson nunca había escuchado una disculpa más falsa que aquella.

—Ella te gusta, ¿no es cierto? —continuó Vil con una sonrisa medio burlona.

Hurson suspiró y puso los ojos en blanco. Qué fastidio.

—No es de tu incumbencia.

—Podría darte algunos consejos de amor.

Él no pudo evitar soltar una carcajada. Miró a Vil de arriba a abajo.

—¿Tú?

Vil frunció el ceño ante aquel insulto.

—Tengo encanto personal.

Ese comentario hizo reír hasta a Everard. Hurson hubiera reído con él, pero ese hombre también tenía algunas cuentas pendientes con el pirata. Cientos, para ser más precisos.

—¿Y tú de qué te ríes, desgraciado? ¿Crees que eres mejor que yo?

Everard apoyó su cabeza en la columna a la que estaba atado y cerró los ojos.

—Sí —respondió.

Idiotas, pensó Hurson.

Devolvió su atención a lo que estaba tallando cuando de repente escuchó desde la cubierta murmullos de asombro. Hurson cerró los ojos. Que no sea otro ataque, suplicó, dioses, que no sea otro ataque.

Se puso de pie y señaló a los dos criminales con su daga.

—No se muevan.

—Aquí me quedaré —respondió Lord Vil.

Por otro lado, Everard lo asesinó con la mirada. Cierto, él sí que no podía moverse.

Hurson salió del camarote y subió las escaleras hacia la cubierta. Todo el mundo estaba pegado a las barandillas observando algo en el agua. El pirata se dirigió hacia allí y miró también.

Enormes criaturas con largas aletas y escamas iridiscentes saltaban entre las olas. No era un ataque. Hurson casi cayó de rodillas por el alivio, pero luego vio algo que lo hizo sujetar con fuerza la barandilla. Frente a ellos se alzaba una gran extensión de tierra. Una isla, una bendita isla.

Más allá del Mar Oscuro (Disponible en físico)Where stories live. Discover now