⚔Capítulo 38⚔

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Haber encontrado a la princesa no era exactamente la noticia que Hurson esperaba escuchar de Melizza, pero era un alivio saber que Nira estuviera con vida. No era como si en algún momento hubiera pensado que estaba muerta, claro.

Todos rodearon deprisa la pendiente, guiados por Melizza.

Cuando Hurson vio a Nira sintió que sus piernas temblaron ligeramente por el alivio. Después de todo lo que habían pasado juntos, el pirata le había tomado cariño y no hubiera podido perdonarse jamás que algo malo le hubiera sucedido.

—¡Nira! —exclamó, siendo el primero en acercarse a ella.

La princesa volteó la cabeza en su dirección y sus ojos brillaron de emoción cuando los vio.

—¡Hurson, Melizza, Issej!

Nira corrió hacia ellos. En cuanto llegó junto a Hurson extendió sus brazos y lo abrazó.

—¡Cuánto me alegra verlos! —exclamó con la voz un poco temblorosa.

—¿Estás bien? —le preguntó Hurson alejándola un poco para verla mejor.

—Sí, estoy bien.

—¿Segura? Si Everard se atrevió a tocarte...

—¡No! Lo digo en serio, ¡estoy bien!

—No es cierto. —Melizza empujó a Hurson para quedar ella frente a la princesa. Después se puso de cuclillas y le sanó la herida que tenía en el muslo—. ¿Lo hizo él?

—No —respondió con un suspiro—. Unas pequeñas criaturas nos atacaron —explicó.

—¿Y él no hizo nada para protegerte? —cuestionó Hurson con los brazos cruzados.

—Oigan, relájense, ¿quieren? —les pidió Nira retrocediendo un paso.

—¿Él está por aquí? —quiso saber Vil, intentando esconderse detrás de Issej.

—Everard está buscando al dragón.

Esas palabras cambiaron las expresiones de todos a algo parecido al pánico. Melizza se acercó a Nira y apoyó sus manos en sus hombros.

—Dime hacia dónde se fue —le pidió con voz calmada.

Nira se giró para señalar el lugar mientras decía:

—Entró a la montaña por a...

Frunció el ceño. La cueva por la que había entrado Everard ya no estaba. Melizza entrecerró los ojos para buscar la entrada que Nira señalaba.

—Yo... —comenzó a decir Nira confundida—, podría jurar que allí había una cueva.

Hurson se detuvo a su lado.

—Pero no hay nada.

—Yo sé lo que vi —murmuró la princesa y se giró hacia Tzar.

Ató las riendas del caballo a un árbol y luego se dirigió a la pendiente para comenzar a escalar. Everard le había dicho que no fuera porque estaba herida. Pues bien, ya no lo estaba. Encontrar al dragón blanco era su responsabilidad y no se quedaría esperando a que alguien más cumpliera esa misión por ella.

Además, Nira ya no seguía órdenes.

***

La Sombra de la Muerte ya estaba dentro de la montaña. Lo último que hubiera imaginado era que la montaña sería hueca y que allí dentro se encontraría el dragón blanco.

Era una enorme cavidad rocosa llena de agujeros en toda su superficie. De los del techo se colaban algunos rayos de luz. Los de las paredes no le sorprenderían que fueran el hogar de bichos, aunque, por su tamaño, seguro podría ser de algo más grande.

Más allá del Mar Oscuro (Disponible en físico)Where stories live. Discover now